Apuntes
para la Historia de Jalisco y Zacatecas
Bernardo
Carlos Casas
5
15
de enero de 2023
Brindemos
por Tlaquepaque
Uno
de nuestros colaboradores, el señor Nodehar, me preguntó algo interesante: que
si yo sentía, sobre Tlaquepaque, ya se hubiera dicho todo; le contesté que no,
que faltaba mucho por decir.
Por ejemplo: Félix Montero puede elogiar con la pluma de la verdad a don Esteban Ramírez (izquierda) escultor. Aquí hace un retrato en barro del Dr. Sigfredo Hernández, director de Cultura hace treinta años. (Foto: BCC)
Por
eso yo sugiero que los cronistas honorarios trabajen sobre un proyecto en el
que se ELOGIE A LO COTIDIANO. Un proyecto que se llame así: ELOGIO A LO
COTIDIANO.
La
gente dice ¿qué se podría decir de lo que uno a diario ve? Mucho se
puede decir. Que lo digan con todas esas palabras “las gentes” es permitido,
pero tú no, mi amigo cronista, porque tú sabes que por no haber escrito los
viejos sobre lo cotidiano, ahora los nuevos no sabemos nada del pasado.
¿A
cuál casa llegó el Sr. cura D. Miguel Hidalgo? Dicen que a la marcada con el
208 de la calle Independencia. ¿Dónde está el escrito que lo afirme? ¿Cómo
subieron la estatua de San Pedro a la cima de la parroquia? Eso no sucedió hace
cien años y nadie sabe dar razón. Suponen polipastos, reatas, andamios, muchos
hombres jalando un mecate, pero nadie dejó nada escrito. Por lo cual no sabemos
a ciencia cierta. Y el que no sabe es como el que no ve.
Me
dijo José Rizo un día: “cómo no tomé yo fotos de Tlaquepaque, si aquí he vivido
todo el tiempo”. Me dijo Ernesto “si no fuera por ti, nunca me hubiera
interesado en la historia de mi pueblo”. Vámonos interesando, jóvenes y viejos
cronistas, todavía es tiempo de saber, por ejemplo, cómo es posible que los
puestos fijos callejeros alrededor del Parián, esos con lona por techo y luz
reglada por el gobierno municipal., estén en manos de personas que no son de
aquí, tal y cual lo investigó nuestro contertulio Francisco Humberto González.
Eso
se oye muy mal, quiere decir que se prefiere mejor a los de afuera que a los de
aquí, o el sindicato tiene tanta y grande nariz que la mete donde quiera.
¿Acaso se duda de la capacidad de los sanpetrinos?
Personas
como Vicente Moreno pueden ser la
clave para conocer sobre temas del pasado reciente de un San Pedro en donde
andemos por el rumbo del centro histórico.
En
igual forma doña Carmen Ochoa,
señora de todos mis respetos, que conoce el santo y la seña de los últimos
ochenta años de un bullicioso Parián, de un activo comercio, de un coloquial mercado.
Doña
Silvia Barbosa sabe mucho sobre usos
y costumbres de su barrio al igual que Félix
Navarro sobre Santa María, sus personajes, sus fiestas, sus piedras
esquineras (enormes guardianes) que cuidan las casas como enhiestos soldados.
Ahí
está Gabriel Gutiérrez, llevando el
registro día a día de lo que publica la prensa diaria sobre Tlaquepaque. Félix Montero, por el otro lado, siendo
testigo de cómo se desenvuelve el barrio de Santiago. Más allá José Antonio Galán dejando testimonio
del desarrollo en general de Tlaquepaque, pero en particular de la Iglesia.
Si
volvemos al norte encontramos a Karelin
Velasco, por ella sabemos detalles que desconocíamos sobre las rondallas.
Luego caminamos hacia el poniente hallamos a Juan Ramírez de quien habremos de aprender a leer (sabemos juntar
las letras) para saborear lo galano de la lectura.
Al
oriente de este gran pueblo Mario
Morales nos mantiene informados de “lo que es canela” de Tlaquepaque y lo
sube a su face Hablemos de Tlaquepaque para que aquí y en Asia, lo veamos.
Más
allá de la cabecera municipal debemos elogiar lo cotidiano de Santa Anita, con Aurora Alcantar y Jorge Macías; el
diario acontecer de Santa María y Toluquilla con Marcos Hernández y Jaime Sandoval, respectiva; lo que sucede ahora
en San Martín, con Aldo Fierros y
Eldiberto Jesús Ríos. En Tateposco con Rocío
Durán y Ascensión Pajarito y en el Fracc. Revolución con Isaac Padilla.
Vamos
invitando a los compañeros cronistas, vamos invitando a todos; vamos invitando
a los que quieran, vamos dejando atrás reglas de escritura, que cada uno
escriba como habla, que cada uno escriba sin miedo. El terror de escribir
reside en el miedo de no decir las cosas como las dicen los escritores, todos
somos escritores, así como todos somos habladores. Lo importante es dejar el
testimonio. Un día será más fácil descifrar un jeroglífico que una piedra lisa.
Ellos son algunos de mis compañeros que seguramente aceptarán el reto: (de los que faltan no tengo su foto)
Juan Félix Navarro
Bernardo
Carlos Casas ya no es cronista municipal
III
(Continuación)
Por Nodehar
D´Sckrevir
—Bernardo: agradezco
que hayas accedido a continuar con la entrevista, y más te lo debe agradecer
los amigos que esto leen en Jalisco y Zacatecas. Oye, a propósito ¿Por qué
dicen que a ti se debe el museo del Premio Nacional de la Cerámica?
—Bueno, qué te puedo
decir yo. Solamente fui con el presidente Marcos Rosas en 1995, y le dije, que
según la fe de bautizo de Pantaleón Panduro faltaban dos años para que se
cumplieran ciento cincuenta años de aquella fecha, que por esa razón bueno sería
que se hiciera un libro biográfico, y con las piezas ganadoras del certamen
Premio Nacional de la Cerámica, y se hiciera un museo.
— ¿Y le entendió a tu
galimatías?
—Cuál galimatías,
hombre ¿qué no está claro lo que le dije? Tan sencillo: un museo y un libro
para celebrar 150 años del nacimiento de Pantaleón.
—Así lo veo yo más
claro. Tú sabes, lo claro entre más corto mejor.
—Y aunque tú no lo
veas claro, Nodehar, lo vio Marcos, el presidente, que era lo que importaba,
que le hace que tú te hagas bolas. Lo que pasa es que no sabes del tan sublime
arte del barro. Tan claro lo vio Marcos que me dijo que sí.
— ¿Y manos a la obra?
—Sí, señor, manos a
la obra. Yo me fui a los archivos, comencé a capturar los datos, a conseguir
fotos, a darle forma al libro. Mi equipo: una vieja máquina de escribir, una
cámara 135 Canon y una grabadora de casetes. No tenía nombramiento de cronista;
no oficina, no secretaria, no salario, pero eso sí, mucho ánimo. Mientras,
otras personas, empezaron a identificar las piezas ganadoras del certamen
nacional cerámico sobre bases endebles, pues los encargados del premio, en los 18
años anteriores descuidaron los registros: nadie sabía nada: no lista de
ganadores, no origen de los mismos, algunas piezas dañadas, otras sin
identificación y muchas desaparecidas.
—Entonces ¿aquello no
fue tan fácil?
—No, pero nada es
imposible. Y aquí se me antoja contarte una breve historia: resulta que, sin
saber ni qué piezas eran, ni qué año, ni qué autor y querer montar todo un
museo de esos casi veinte años del premio, aquello se veía nebuloso. Yo había
escrito un libro, el sexto de la colección de 38, con el tema “El Premio
Nacional de la Cerámica” que abarcaba de 1977 a 1995 en el cual se decía
quiénes, cuándo, dónde, con qué pieza y que lugar habían ganado en el concurso.
Eso sirvió de guía para armar el rompecabezas. Y aquí otra historia: para hacer
el libro del premio pregunté a las personas más cercanas al certamen y será por
flojera, por no darle importancia o por lo que fuere, pero no me pudieron decir
de ningún año ganadores, ni piezas ni nada. Cuestioné a Paco Padilla, a Rodo,
su hermano; también a Camilo Ramírez, a Abundis, a Preciado y “nariz”, —como
dicen los chavos—. Vano era preguntar a personas como Rizo, Franco, Ortega y
otros, porque si ahora no saben, menos en aquel tiempo.
—Pero, entonces ¿Qué
hiciste?
—Me fui a la
hemeroteca, a los periódicos. No había otra forma, no había hemeroteca digital.
Esta, la hemeroteca, almacenaba sus periódicos por paquetes de a quincena atados
con unos mecates. Pedía una quincena, le daba vuelta a todos los periódicos,
cuando me encontraba la nota, apuntaba en mi libreta los datos y así, año por
año, desde el 77 hasta el 95. Como el premio se entregaba siempre el 29 de
junio, pedía las segunda quincena de junio en esos años: 77, 78, 79 . . . . y
así hasta el final y ahí decía quién, cuando, donde y por qué.
—Me nace una duda
¿por qué se entregaba el premio el 29, y ahora ya no se hace?
—Te diré, eran otros
tiempos, y la entrega del Premio Nacional de la Cerámica era el evento más
importante de la feria de Tlaquepaque. Marcos Montero Ruiz logró posesionar el
certamen como la estrella de la fiesta. Él tuvo la iniciativa del premio porque
se cuestionaba del por qué Taxco tenía un premio nacional de la plata y,
Tlaquepaque no un premio nacional de cerámica. Ahora todo ha cambiado, en vez
de un sólo galardón, hay varios, existe un patronato y se tiene el apoyo
federal.
—Ya veo. Quiere decir
que aclarado eso, con tus historias sobre los antecedentes, podemos seguir
platicando acerca del tema de por qué se afirma que a tu iniciativa se debe el
museo.
—Bien. Todos tenemos
iniciativas, en base a ellas nos hacemos vivir. Los gobiernos tienes
iniciativas para mejorar el bienestar de los pueblos. Los industriales tienen
inventivas para ganar más y más, igual que los comerciantes, provocando el
consumo. Yo tuve ese atrevimiento de sugerir un libro y un museo para honrar a
Pantaleón Panduro y hallé respaldo en Marcos Rosas. Sin él, ese aliento hubiera
quedado en mera puntada triste y deschavetada.
—Oye Bernardo y hubo
contratiempos sin duda.
—Ya lo ves, en todo
hay. El museo debía inaugurarse el 27 de julio de 1997, fecha del nacimiento de
don Pantaleón, pero no estuvieron a tiempos los guiones museográficos. Hubo
oposición de la familia de Honorato, decían que no permitirían que se usara el
nombre de su ilustre antepasado de manera que el museo se inauguró el 3 de
noviembre de ese año. Un contratiempo, que mucho me entristece, es el que me
puso Rubén Rodríguez.
— ¿Quién era?
—Tanto como sabes tú,
sé yo; pero era jefecillo en Cultura en tiempos de Carlos Sánchez y me dijo:
“cómo sabes que Panduro nació el 27 de julio”. Le dije de inmediato: porque en
el libro de bautismos dice que llevaron a bautizar a un niño, indio, que nació
hace tres días. Era el 29 de julio. “entonces no sabes contar, porque 29 menos
3 son 26, ¿Verdad? Sí, muy cierto; pero da la casualidad que en otros estudios
que he hecho, cuando se refieren a eso, no cuenta la aritmética, sino a su
modo, dicen: 29, un día, 28 otro día y con el 27 son tres. “Yo digo que estás
equivocado, Pantaleón nació el 26, y se lo voy a decir al jefe para que el
museo sea inaugurado el 26 y no el 27”. Anda mucho al diablo Rubén, pensé para
mí. Al siguiente día, el mismo tipo me dijo: “te asiste toda la razón, Bernardo:
Pantaleón nació el 27, porque ese día es día de san Pantaleón, y los antiguos
tenían por costumbre hacer eso, poner el nombre que trajera el santulario.
— ¿Con todas las
piezas ganadoras se inauguró el museo?
—No con todas, con
las que se encontraron e identificaron, por ejemplo: la batalla del Puente de
Calderón es el primer galardón presidencial, obra de Ángel Carranza en la
categoría de miniatura, pero sucede que luce oronda esa obra en el Museo
Regional de la Cerámica.
— ¿Se las robaron, o
donde están las piezas?
—No. En esa época
alguien acordó que el mejor lugar para guardar las obras premiadas era el museo
ya existente, o sea, el regional de la cerámica, de manera que, en ese lugar
hay otras obras que se antoja lógico fueran parte del acervo cerámico de este
museo: el Museo Nacional del Premio de la Cerámica, Pantaleón Panduro.
—¿Entonces? Ya me
cayó el veinte, por eso se dice que a tu idea se debe la existencia del Museo
Pantaleón Panduro del Premio Nacional de la Cerámica.
(Continuará)
Acerca de Inés Chávez
El asalto a
Degollado, Jalisco
En el número dos
dijimos que pronto hablaríamos de las barbaridades que este individuo causó,
pero con especial dedicación a Degollado, Jal. , lugar donde Inés descargó su
pesado fardo de odio. Lo que sigue lo dijo La Prensa de Laredo, Tex.
“Laredo, Tex. Enero
6, 1918.- Los atentados cometidos por los rebeldes comandados por Inés Chávez
García en el pueblo de Degollado, Jalisco fueron monstruosos. . . el pueblo fue
destruido casi totalmente, gran número de los vecinos muertos y muchas familias
ultrajadas. Los rebeldes dieron muerte, con saña tremenda, lo mismo a hombres
que a mujeres en plena vía pública. . . es infinita la lista de las víctimas
causada por los hombres de Chávez García que enfurecidos por la resistencia que
los vecinos les hicieron ejercieron las más atroces venganzas. No respetaron
nada, ni la vida, ni la honra ni la propiedad. . .”
En el pueblo vivían
dos mil personas que fueron atacadas ese día por cuarenta bandoleros. El
periódico sigue diciendo:
“. . . los hermanos
Juan Manuel, Salvador y Everardo Fernández; Adolfo Rojas, Epifanio Curiel, y un
hijo de Epifanio y dos hijos de éste que trece y doce años. . . fueron
asesinados a puñaladas por los rebeldes. Defendiendo a su familia murieron
Tránsito Rizo, Eliseo de la Paz y su hijo Juan. Eliseo era un hombre anciano,
pues contaba ochenta años, se encontraba en cama y de ella se levantó al saber
que estaban luchando sus hijos por defender a las señoras. Don Juan Silva murió
también a puñaladas. Otro anciano
llamado Gregorio Flores, decrépito y enfermo fue fusilado porque apareció
armado de una vieja carabina. . . a Atanasio Curiel, miembro de la Acordada, lo
lazaron lo arrastraron por la plaza
hasta que perdió el conocimiento, después los alzados lo arrimaron a una
hoguera y ahí murió, entre atroces dolores. . . el jefe de la Acordada, Rafael
Curiel y los tres hermanos Villagrán… murieron en defensa del pueblo así como
veinte vecinos más cuyos nombres no se conocen. . . el sacristán del pueblo,
Cástulo Macías fue fusilado porque pretendió salvar a una familia. . . Simeón
Padilla e hijo fueron asesinados cerca de la plaza principal. El recaudador de
rentas, Santiago Michel, fue también muerto… las hermanas del recaudador de
rentas fueron sacadas de su casa y conducidas a la plaza principal para
ultrajarlas ahí a la vista de todo mundo, pero hicieron resistencia y ciegos de
ira los criminales les dieron muerte. . . también se llevaron a la esposa de
Secundino Vivanco y a la señora Refugio Solís viuda de Silva. . .”
Inés Chávez huyó del
pueblo rumbo a Guanajuato ante la persecución del general Fernando Dávila. Los
habitantes del sacrificado pueblo que lograron escapar huyeron al cerro. Cuando
bajaron, tres días después, encontraron las casas de las orillas del pueblo
quemadas, desolación y cadáveres insepultos por calles y plaza. El reporte dice
que personas de Guadalajara se organizaron para brindar ayuda a los
desafortunados degollenses.
Reunión amistosa
Fin
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