martes, 26 de octubre de 2021

La Hojita de la Crónica No. 53

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 hojita de la

Crónica

Fundador: Bernardo Carlos Casas    Tlaquepaque, Jal., 15 de octubre de 2021           No. 53

CAMBIO DE MESA DIRECTIVA

Cambia, todo cambia, canción antiquísima que nos enseña que en esta vida nada es para siempre. La tercera mesa directiva de los Cronistas se dio el pasado 14 del presente en el salón 315 del Centro cultural El Refugio, cuando Manuel Morales, Mario Morales, Karelin Velasco, Silvia Barbosa, Aldo Fierros, Vicente Moreno, Isaac Padilla, Antonio Galán, Marcos Hernández y Bernardo Carlos, por unanimidad dieron su voto a favor de Aldo Fierros para que sea el presiente en los próximos tres años.

Es oportuno recordar que el primer presidente de la asociación fue Ramón García Cordero, director de la escuela preparatoria de Santa María Tequepexpan, fallecido recientemente. La segunda mesa la presidió Mireya Ramos, de quien es oportuno decir que su labor, determinación y entrega, difícil será que la superemos nosotros y, ahora, Aldo Fierros quien designará a su secretario, tesorero y vocales.

Aldo Armando Fierros Benítez, nuevo presidente de los Cronistas Honorarios, cuarto de der. Izq.

 

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Los compañeros que por ausencia no votaron fueron: Gabriel Gutiérrez, Carmen Ochoa, Jaime Sandoval, Ascensión Pajarito, Félix Navarro, Félix Montero, Aurora Alcantar y Mireya Ramos, pero fuimos mayoría, por tanto, es válida la elección. Según lo marca el Decálogo. 

 

Las gallinitas

II

Por Becece

Dijimos en el número pasado que en este, seguiríamos con el tema de “Las Gallinitas” y prometimos entresacar lo mejor de un reportaje que hizo sobre ese asunto la revista Contenido en el lejano año de 1974.

La reportera, María Elena Rico, acordó con Juan Rincón Panduro que se verían en El Parián, tal hora, tal día y la clave sería “Gallinitas”. Cuando ya la enviada de la revista se había tomado dos tequilas pensó en la impuntualidad del mexicano y por su cuenta dijo la palabra clave al mesero. Como enjambre se dejaron venir otros meseros y absortos quedaron al ver que una dama quisiera comprar gallinas. De inmediato la dama supo todo lo referente a esa mercancía. Supo que las hacían a escondidas ante el miedo a la inquisidora iglesia y el complaciente gobierno, que tenían en la mira a los alfareros por “indecentes”

La Gallinita (revista Contenido, mayo de 1974)

La señora reportera se llenó ese día de muchos chismes gallineros de Tlaquepaque: que había gallinas de distintas calidades, que las mejores valían 40 pesos, que los personajes bajo la gallina eran políticos, sacerdotes, artistas y hasta San Antonio andaba en el ajo, por ser el

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patrono de los enamorados. Que había además monjes que al desabotonarse la sotana, ¡Válgame Dios”. Supo que cuando Cantinflas ocupó su lugar bajo el plumaje gallinero, mandó judiciales que destruyeran los moldes, a lo cual los alfareros adujeron a su favor que lo que ellos al mono que hicieron en actitud amorosa fue a Chupamirto, figura en la cual Mario Moreno se basó para crear su personaje, pero de todas maneras, Juan te llamas, y marcharon los alfareros.

Tal vez algún día Tlaquepaque tenga una cultura más sólida y las tapadas gallinas, las pistolas y los monjes regresen, aunque a los “ultras” se les revuelvan los entresijos; mas, ¿habrá alfareros que cultiven ese arte?


La calle Progreso se llama Alfredo R. Plasencia

Así lo manifestaron los regidores en 1978, según libros de Cabildo y, no existe hasta ahora, indicación contraria. Fue el señor Ricardo Preciado Partida, quien en su carácter de regidor de Nomenclatura presentó la iniciativa y fue aprobada.

Esta es una copia de la foja donde se autoriza la propuesta:

De tal manera que la calle Progreso debiera llamarse Alfredo R. Plasencia desde hace 53 años. (Investigación de Bernardo Carlos)

 

Foto del recuerdo

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Ya murió, pero le decían la “viejita de los chicles”

 

Arengas de la crónica de Tlaquepaque

III

Otra arenga cronística fue cuando el material sobrante de las investigaciones del primer libro, el mencionado en el número pasado, se quiso emplear para otro libro más sobre Tlaquepaque.

La propuesta fue hecha al alcalde Eduardo Riverón Gámez, quien para quitarse friegas, quiso que fuera el vicepresidente y no él, quien tomara la decisión. El Vice era Ricardo Preciado Partida a quien había mucho agradado el libro Tus olorosos jarritos. El me dijo luego de ver mi intención: “siéntate ahí y empieza a trabajar” obediente, yo me senté y empecé a trabajar.

El alcalde, Ing. Eduardo Riverón Gámez tenia a Benita Camacho, su incondicional, como encargada de Cultura. Fue llamada para que valorara el contenido del libro Estampas de Tlaquepaque quien nunca lo vio con buenos ojos, pero al menos no lo estorbó y, sabemos que mucho ayuda el que no estorba. El alcalde pasaba por serios apuros políticos pues su mismo partido lo traía en jaque, por tanto, no le quedaba tiempo de gastar la pólvora en infiernitos. Por lo mismo poco caso hacía de libros y libritos.

El libro lo imprimió Imprejal, se tiraron mil ejemplares, cien en pasta dura y novecientos en rústica. Se presentó al igual que el

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primero en la capilla de la Casa de la Cultura. El día de la presentación se quedó Riverón de a seis, pues no se imaginaba la buena acogida que el libro tuvo entre la sociedad y ante la lluvia de felicitaciones, se le salieron las de San Pedro y se puso a llorar (como el rey del chocolate, de Cri Cri). Me abrazó lleno de emoción con aquella su panzota y no me pudo decir nada, su garganta era un nudo. Era julio de 1994.

 

El arte de escribir

(Ponencia de Bernardo Carlos Casas ante la Sociedad de Geografía y Estadística de Jalisco, el 23 de abril de 1994)

Nota: les comparto que participé con este trabajo no por erudito, sino porque falló el experto en el tema. Yo qué voy a saber, copié de los que saben.

 

Ir al Grano

 

Las cualidades de un buen escrito son pureza, propiedad y elegancia con una pizca de variedad. Si esto es digo de recordad, más fácil es de guardar en nuestro archivo mental como PuPE (Pureza, Propiedad, Elegancia).

 

Hablar es el don de todos, más no por eso al abrir la boca las palabras deben salir en atropello, en desorden, en dislocada barahúnda que nada dicen. Deben salir en armonía, sin violencia ni apretujones.

 

Lo mismo aplica al escribir: la mano debe anotar lo que dicta la razón, no aquello que lleva tan sólo el aval del corazón.

 

Todos escribimos un día algo: un recado, una nota, una carta, un aviso, un oficio, un memorando, un reporte, un procedimiento, una ley, y ¡Oh! Maravilla, hemos estado tentados en escribir un libro; más, pronto nos damos cuenta que andamos mal en redacción; pensábamos que era fácil, pero no, ya en el campo de acción, armas faltan para emprender la lucha: la verdad es que no nos entendemos ni nosotros mismos, menos nos entenderán los demás.

 

Pero, no nos preocupemos, podemos esquivar el obstáculo; muchas personas se avergüenzan de que aun siendo profesionales en leyes, ciencias médicas o maestros en las ingenierías no son capaces de redactar con claridad una orden, un aviso o un reporte. Luego, con pena vemos que un simple ortografía resultamos reprobados. En este nivel se hallan directores de empresa, políticos de altos mandos, ministros, comerciantes, empresarios, algunos miembros del magisterio, aprendices de escritores y profesionales de todas las ramas. Una honrosa excepción la constituyen los militares y los

 

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sacerdotes, que en su preparación estudian a fondo al arte de leer y escribir correctamente su idioma, visto lo cual, son casi sin excepción, excelentes en el arte de la comunicación hablada y escrita.

 

A la secretaria dejamos la labor de redacción y ésta, no puede sino echar mano de frases trilladas y de cajón que vienen desde tiempos inmemoriales, pero que son, las guías del arte de redactar, que en la escuela comercial les endilgamos, porque los institutos a su vez, tampoco tienen generalmente, más tela de donde cortar.

 

El saber el ABC de la escritura, de la capacidad de vender más fácilmente tanto proyectos de trabajo, como mercaderías, porque se tiene las herramientas para presentar al jefe o al cliente con propiedad, pureza y elegancia, la mercancía.

 

Recordemos el caso de Bancreser. Era esta una empresa nueva que iba a contener en el campo financiero con grupos ya establecidos. Se anunció su llegada y en todas las sucursales, gallardo lucía el nombre Bancreser y los medios daban a conocer la nueva empresa, de la cual había anuncios por doquier. La duda se presentó: ¿es un banco que cree, a pie juntillas ser banco?

 

Entonces está bien escrito eso de ban cree cree ser. Pero… casi ningún banco cree ser banco, todos son bancos; porque creer ser banco, sería cual una caja de ahorros, éstas, las cajas de ahorro, sí creen que son bancos y no lo son.

 

Manifesté mi inquietud ante los organismos culturales de la región, mi teoría era que tal vez Bancreser fuera una firma que quisiera crecer, entonces debería ser  y Bancreser, un banco que quiere crecer, no un banco que cree ser banco. Al año, después de recibir y analizar mi duda, bajaron todos los anuncios que decían Bancreser y los nuevos lucían: BanCrecer, con una “C” mayúscula en medio; así como lo escribí. Entonces comprobamos que sí era un banco que quería crecer, no un banco que creía ser banco. Ellos mismos cayeron en la cuenta de su error.

 

Cuánto dinero perdido por no acudir al consejo sabio y gratuito de la Gramática. Al tiempo el banco cerró sus puertas y fue absorbido por otro.

 

¿Qué hacemos?

 

Mucho se puede hacer: Sufren mucho los ojos que ven y los oídos que oyen: “siete o ocho”,“soberbia u humanidad”. Cambian su semblante de dolor a alegría cuando los ojos ven o las orejas oyen: “siete u ocho; soberbia o humanidad” que es lo correcto. Este vicio de hablar o escribir así, se llama hiato.

 

 

 

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La cacofonía es la repetición de sílabas idénticas que van al final y al principio de las palabras. “obra conconocimiento de su abuela”, es un ejemplo. Otro es: “los aplausos alientantanto”.

 

Es común entre quienes escribimos con desgarbo dejar plasmadas frases como: “es probable que hoy hable, vicio que se le conoce como sonsonete, pero hay otro, que aunque parecido no es igual y es tan común como el anterior; se llama paranomasia y consiste en el empleo de palabras parecidas colocadas en la oración en lugares cercanos, la una a la otra. Por ejemplo: “tus consejos tienen mucho de consejas”.

 

Lo anterior, junto con todos los solecismos de que da cuenta la Gramática son irregularidades que la lengua no acepta en un buen escrito, ni en un buen discurso, por tanto, deben evitarse. Y así hay elementos nocivos en la composición, los hay benignos.

 

El sentido figurado de las palabras

 

Para darle propiedad a los escritos es bueno valerse de las palabras en sentido recto y en sentido figurado. El sentido recto, su nombre lo indica; el sentido figurado son los llamados tropos y de ellos se conocen la metáfora, que es el empleo de una cosa: el oro de su talento, por su ingenio; la dulzura de su corazón, por su bondad; el infierno de la opresión, por la tiranía y así muchos más ejemplos.

 

El sinécdoque, designa cosas o personas por medio de una parte de sus partes: pidió la mano de la novia. Los insurgentes tañeron el bronce de la libertad. La plata del poderoso acalló las conciencias. Y muchos otros que se pueden estructurar en relación al tema que se maneje.

 

La metonimia designa una cosa con el nombre de otra, cuando están ambas reunidas por alguna relación. Por ejemplo: “ante las canas del anciano, dominó su ira”, es decir, por respeto al viejo se calmó. “el triunfador se durmió sobre sus laureles”; es decir, mejor le hubiera ido en la contienda. No sabe ganar el pan, no sabe trabajar. Rafael era un pincel excelso; es decir, era un pintor excelso y, así otros más.

 

En esta corta intervención no se puede abundar sobre las figuras de la dicción, como la alegoría, la aliteración, la antonomasia, la antífrasis, la antítesis, la catacresis, la elipsis, el epíteto, el hipérbaton y la silepsis que son por su naturaleza gurbias de filo acerado que labran el madero del escrito.

 

En igualdad de circunstancias están las figuras del pensamiento como la comparación, la concesión, la dubitación, la hipérbole, la hipotiposis, el lítote, la paradoja y la perífrasis, que al igual que las figuras de dicción, son las chispitas del tejido gramatical de nuestra composición y que sin embargo por ahora, sólo podemos saber de su existencia para tenerlas presentes en un estudio posterior, más amplio.

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Aquí empieza lo bueno

 

Dado que por este camino novamos a convertimos en novelistas algunos, sino en aprendices de escritores, acaso, me limito a atender la solicitud de la Benemérita Institución para hacer una somera reflexión entre los socios sobre la tarea que a todos nos atañe en esta asociación cuando escribimos sobre el proceso de una investigación en cualquiera de nuestros campos de la Historia y Geografía, o cuando hacemos el borrador de un futuro libro, fruto de nuestras investigaciones.

 

Otros compañeros en su intervención han profundizado en las formas gramaticales, en la sintaxis, el estilo y en la composición. Yo, simple y llano, voy en busca de lo más cercano a nosotros: nuestra necesidad, diaria o esporádica de escribir. De manera que resumo, como lo hacía Alducín, fundador del periódico Excelsior, cuando los reporteros le preguntaban sobre las líneas del estilo de eses gran diario nacional: “sujeto, verbo y complemento” –decía-, no hay más línea. También como lo hacía RuyardKeepling: “para escribir hay que ver la mano y contar los cinco dedos: qué, por qué, cómo, cuándo y dónde”.

 

Aquí sigue lo bueno

 

Hay diez pasos para escribir en forma dinámica y moderna:

 

1.- Escriba como si conservara: imagine que conversa con el lector; cuando conversa no dice: “me es muy grato informarle que…” En vez de eso pudiera decir: “le tengo una buena noticia…” Es más fresco, es menos solemne.

 

Termine su texto y léalo en voz alta: suena a plática, bien; no se oye como tal, corríjalo.

 

2.- Fuera las frases de cajón: son muy conocidas y están obsoletas, por ejemplo: “adjunto encontrará…”, prefiera algo más moderno, piense cómo lo diría si estuviera platicando, tal vez. “le adjunto…” “le mando…”, Otro ejemplo de frases que hay que sepultar son: “por este conducto me permito…”, “en contestación a su atenta carta…” “expido la presente a solicitud del interesado para los fines…”, “sin más por el momento quedo en espera de su respuesta…”, Si está de acuerdo con nosotros siempre habrá de estos ejemplos, sustitutos que dirán lo mismo, pero con más frescura y sinceridad.

 

3.- Evite las palabras domingueras: las palabras ampulosas le producen escalofríos al lector. Creen muchas personas que un estilo rimbombante lleno de encajes y oropeles le da categoría el texto y se afanan en la búsqueda de esas palabras en lo más escondido del direccionario y no es eso, sino la palabra adecuada en el sitio adecuado. Hoy no se busca sino comunicar, si quiere que lo entiendan diga las cosas con el orden ya descrito arriba: sujeto, verbo y complemento.

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4.- No abuse de las mayúsculas: Las muchas letras capitales en un escrito entorpecen la lectura y son faltas a la gramática. Tampoco en afán de ocultar su desconocimiento de ortografía escriba todo el texto con mayúsculas. De hecho, si quieres escribir con corrección, busque llevar un curso de gramática si ya se le olvidaron las reglas de primaria, o vuelva a los textos, nunca estorba se lo aseguro. Lea este ejemplo: el Licenciado José Pérez Gómez, Presidente de la Compañía, se reunió con todos los Gerentes del País para darles a conocer el Presupuesto de la Empresa. Lastiman la vista tantas letras grandes. Esto es lo correcto en ese texto: El licenciado José Pérez Gómez, presidente de la compañía, se reunió con todos los gerentes del país para darles a conocer el presupuesto de la empresa.

 

5.- Sea Breve en la cortesía: una cortesía larga y fingida no es propia delos tiempos que se viven, sin embargo es muy socorrida en el ámbito del comercio por cartas o internet, como si se creyera que pecado de amble se consiguiera el negocio. En el amor, que algo tiene de parecido al engaño, funciona el truco, en lo demás más bien estorba. De ninguna manera quiere decir esto que sea usted brusco y desatento en el trato; una cosa es la cortesía sobria; otra muy distinta, la vulgaridad.

 

6.-Prefiera la concisión a la extensión: somos enredosos para hablar, por lo mismo para escribir. Un escrito largo cansa. Suerte tendrá usted de que lean su culebrón de palabras y más suerte si entienden lo que usted dijo. Los párrafos largos son la muerte, vea la Biblia, sus párrafos son cortos. Lea a Juan Rulfo, es conciso y lo deja ver en los párrafos cortos de su novela. Es mejor decir “el cliente se enojó” a “el cliente tuvo una reacción de enojo”. Cierna sus escritos, sí un párrafo no agrega nada al trabajo, córtelo sin compasión.

 

7.- Lo mejor es la primera persona: aunque el “YO”, es la palabra de más uso en el mundo, no le importe que usted siga contribuyendo a que sea. Si se trata de darnos a entender, es válido. Cuanto más personal el trato mejor. Hable o escriba en yo, nosotros, o tú, ustedes sea necesario.

 

Es mejor decir: “estaos haciendo una investigación…” a decir: “se está haciendo una investigación…” Es mejor: “rechazamos su solicitud” a “su solicitud fue rechazada”. Muchos empleados y secretarias se aferran a la forma pasiva y a la pasiva refleja, como eludiendo la responsabilidad. Escriben a sus clientes por ejemplo: “hemos despachado su pedido (forma pasiva) en vez de decir: Despachamos su pedido”.

 

8.- Vaya al grano: No se ande por las ramas, el pan, es el pan y el vino es el vino. Es frecuente oír o ver, frases escritas como ésta: “Le agradeceremos nos comunique si ya podemos entregar la mercancía?”.  Avísenos, por favor. Es común también: “Si tiene alguna duda, comuníquese con nosotros”. Es más corto: “¿Tiene usted alguna duda?”.

 

 

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9.- Sea breve en sus frases: Los lectores no acostumbrados y aun los que son ávidos lectores, no pueden leer más de unas cuantas líneas sin que sus ojos necesiten el descanso que da un punto y seguido. Las frases largas llevan el riesgo de que su lector no comprenda nada la idea; o como sucede, que después de intentar y no lograr entender; arroje el papel a la basura. Por tanto, fragmente las oraciones extensas. Resulta fácil saber dónde termina una idea y comienza otra. Allí es donde debe ponerse un punto y seguido.

 

10.- Está usted hablando con una persona: Esto quiere decir que usted debe dar un toque de humanidad a los escritos. A las personas les molesta el tono frío o impersonal, falto de calor. Sea cortés, afable y cálido, hay muchas maneras de hacerlo sin caer en ridiculez.

 

Ya para finalizar, solo me resta sacarlo de este embrollo en que lo metí, al llevarlo por esos caminos del arte elemental de la escritura y alejarlo de todo esto por el túnel del estilo, para que su escrito tenga un botón de distinción.

 

Dámaso Alonso dice que el estilo es lo peculiar, lo diferencial de un habla. Bufón; el estilo es el hombre:

Stendhal: el estilo cosiste en añadir a un pensamiento dado, todas las circunstancias calculadas para producir todo el efecto que este pensamiento debería de producir.

Michelet: el estilo no es más que el movimiento del alma.

Chateubriand: el estilo, y lo hay de mil maneras, no se aprende; es un don del cielo, es el talento.

Flaubert: el estilo es la vida, es la sangre misma del pensamiento.

Paul Valery: el estilo es el resultado de una sensibilidad especial en relación con el lenguaje: no se adquiere, pero se desarrolla.

Paul Claudel: el estilo es una cualidad natural, como el tono de la voz.

Chesterfiel: el estilo es el ropaje del pensamiento.

Ramón Pérez de Ayala: el estilo es el hombre, y algo más: la raza, la tradición, la época, el alma y el tiempo. Sin la conjunción de estos valores no hay estilo que valga.

Menéndez Pelayo: para mí el mejor estilo es el que menos lo parece; cada día siento escribir con más sencillez.

 

(aclaración: hoy que reviso estos apuntes, aclaro: La Benemérita Sociedad, no me eligió a mí por erudito en el tema, sino porque urgía quien le hiciera frente al toro ante una necesidad de sustitución)

 

Bibliografía

 

Julio de la Canal, COMO HABLAR Y ESCRIBIR CORRECTAMENTE, Ed. Olimpo, Mex, 1974.

 

Selecciones del Reader’sDigest, LA FUERZA DE LAS PALABARAS, Impresora y Editora Mex, Mex. 1983. Selecciones, junio 1996.

 

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G. M. Bruño, LECCIONES DE LENGUA CASTELLANA, Curso Superior, Edit. Enseñanza, Mex. 1969.

 

Lucero Lozano, ESPAÑOL ACTIVO, Oftset Larios, Mex. 1986.

 

Daniel Casany, LA COCINA DE LA ESCRITURA, Anagrama, Barcelona 2000.

 

 

Gráficas poco conocidas

 


Las torteadoras deberían estar en los corazones de todos los buenos sanpetrinos, porque de ellas comimos sabrosas tortillas de maíz puro, blancas y esponjaditas, hechas  a mano. . . pero más deberían estar presentes en la agenda del gobierno, quien las debería tener muy presentes en el mes de marzo, cuando las autoridades entregan reconocimientos a sus favoritas por el Día de la Mujer, sin tener en cuenta méritos algunos. Estas damas (de la tortilla) en realidad se quemaron las manos y, se alumbrearon durante años, meses y felices días, tras el comal, los leños, el metate y la vasija de los machihues para darnos de comer, mientras ellas sobrevivían con un salario exiguo.

Todo eso pasó mientras Don Pancho no dejó entrar máquinas hacedoras de tortillas. Cuando él murió entraron las máquinas y se acabó la tradición.

 


Ambas fotos del periódico El Jonrón

 

De nuestras andanzas

Chimaltitán; Jal.

 

La Hojita de la Crónica, órgano cultural de la Crónica y los Cronistas Honorarios, sin frecuencia de aparición. Misión: promover la Historia de Tlaquepaque. Fundador Bernardo Carlos Casas, 8 de enero de 2020. Colaboradores fundadores: Vicente Moreno, Juan Manuel, José Antonio Galán Amézquita, Bececé, NödeharD´Skrebir, Isaac Padilla.  No. 53, 15 de octubre de 2021. bercar_casas@hotmail.com

https://cronistabernardoccasas.blogspot.com/

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