la hojita de la
Crónica
Fundador:
Bernardo Carlos Casas Tlaquepaque,
Jal., 30 de abril de 2021 No.
40
Una
estrella refulgente, El Refugio
El Refugio es fundamental para
entender la cultura en Tlaquepaque. El Refugio es la Casa de la Cultura, lugar
donde convergen las más importantes ramas del arte, desde una elemental
exposición pictórica primeriza, hasta un concierto sinfónico de los grandes
maestros; desde una muestra artesanal hasta un despliegue de instrumentos de
tortura femenina usados por la llamada “santa” inquisición. Artesanías, que por
su candor subliman; aparatos de tortura diabólicos, que por su apariencia
espantan—el Potro y la Dama de Hierro, que inventos más terribles—para matar,
poco a poquito, a las mujeres pecadoras. . . y, ¿qué el Señor no dijo, aquél que
esté libre de culpa, que lance la primera piedra? Hoy quizá los dominicos
inquisidores gocen del infierno, en tanto las pecadoras sacrificadas sufran de la
gloria.
En San Pedro Tlaquepaque, aunque siempre ha
habido cultura, no siempre ha habido casa para ella, pero hoy ya tiene; y esa
casa, tiene tantas historias qué contar, como años de vida. Narrar historias de
muertos y aparecidos es llenar varios tomos; vamos a contar sólo una historia:
la historia de El Refugio.
Cuando
El refugio es sujeto de eventos. Foto antigua en el patio del Museo
En
este número escribe Ripio, Juan Manuel y Bernardo Carlos Casas
HOJA. . . 2
El Refugio gravita en derredor
de un hombre bueno: don Francisco Martínez Negrete, quien compra la tierra y
edifica un hospital de caridad.
Ignoramos ciertos detalles de
suma importancia como son: autoría del proyecto, movimiento de tierras,
cimentación, posibles hallazgos arqueológicos, costos; pero, sabemos que el
encargado de la obra fue Fray Luis Arguello Bernal, un religioso que doblaba en
edad al generoso don Francisco (Arguello había sido capellán en las haciendas
de don Francisco Martínez Negrete y Ortiz de Rosas, padre del dadivoso, don
Francisco Martínez Negrete y de Alba) quien tenía en San Pedro Tlaquepaque
otras propiedades, pues había sido cofundador mayoritario en el primer mercado
que tuvo la villa: el hoy conocido Parián.
Llegó una racha de mala suerte,
malos tiempos, pasos errados; y vino la quiebra.
Por lo visto don Francisco era
un hombre rico, pero también generoso. Dicen los que saben que la quiebra de
sus negocios no fue por falta de administración, fue por exceso de mala
voluntad de sus cuñados Agapito Fernández de Somellera y Justo Fernández del
Valle, quienes vieron con malos ojos que Francisco se volviera a casar y en
esta ocasión con la señora Rosario Morfín. Su primera esposa, la señora Refugio
Cortina Santana, después de dejarle cuatro hijos vivos y tres muertos, falleció.
Hay nuevas investigaciones
acerca de El Refugio que nos hacen pensar que ya existe material suficiente
como para editar un libro sobre el tema. Los datos del párrafo con tipografía semejante a máquina de
escribir, se dieron a conocer pocos días antes de que los periódicos dieran
cuenta de la quiebra de Francisco Martínez Negrete e Hijos. Yo, en ningún
periódico de aquí encontré la noticia, pero sí, en tres de Estados Unidos: The
Seatle Post, de Washington; The Nortfolk Weekly News, de Nebrasca y Davis Lake,
de Dakota; los dos primeros el 28 de diciembre de 1900 y el último el 4 de enero de 1901. Fue una
consulta en línea a través de la hemeroteca digital del Congreso de Washington.
Esta nota es la del Davis Lake:
HOJA. . . 3
“Quiebra
banquero mexicano
Ciudad
de México, 28 de diciembre (1900) — La quiebra de la muy bien
conocida firma bancaria de Francisco Martínez Negrete e Hijos, de Guadalajara,
ha creado una sensación en esta ciudad, donde la firma ha sido identificada por
muchos años como desarrolladora de negocios.
Las obligaciones son por
2,300,000 y se cree por banqueros
versados en los asuntos de la firma que sus habilidades fueron propiamente manejadas
con superávit sobre sus reclamaciones. La quiebra se debe a rigores
financieros.”
(Es nuestra traducción; los que
saben mándenme la buena)
De
cualquier forma la quiebra financiera de un hombre que por sus ganancias pudo
edificar El Refugio, duele; en razón de su bondad, su filantropía, su entrega a
las causas del pueblo; pues habrá que recordar que el hospital nació para
atender a personas menesterosas de la villa.
La
muerte de Arguello Bernal, en 1900; la quiebra, la mala voluntad de sus cuñados
que habían sido invitados al pastel por don Francisco Martínez Negrete y Ortiz
de Rosas —suegro de ambos—, ocasionaron que pronto la muerte alcanzara a
Francisco Martínez Negrete de alba, y, en 1906, a los 58 años de edad, dejó de
existir.
Mucho hay que
decir de don Francisco
En 1848, nace en Guadalajara el
personaje que nos ocupa: Martínez Negrete de Alba, Francisco. Heredó de su
padre, además de la habilidad para los negocios, las relaciones políticas y la cartera industrial, de tal modo
aprovechó las oportunidades que pronto forjó su propia fortuna familiar.
En 1868, cuando tenía 19 años
se casó con Refugio Cortina Santana, de 17, y al morir su padre don Francisco
Martínez Negrete Ortiz de Rosas, en 1874, le heredó una fortuna de más de 44
mil pesos.
Con la señora Refugio Cortina
tuvo siete hijos, tres murieron en la infancia y le sobrevivieron: Francisco,
Juan Nepomuceno, María del Refugio y Alfonso. La señora Cortina Falleció en
1889 y Francisco se casó con Rosario Morfín y no hubo descendencia.
HOJA. . . 4
¿Por qué se llama
El Refugio?
Siempre
hemos tenido esa duda y hasta ahora sólo respuestas vagas, sin base, sin
sustento, meras conjeturas; una de ellas, las más aproximada: por la gran
devoción de Martínez Negrete a la representación mariana de una supuesta virgen
así llamada: El Refugio.
HOJA. . . 5
Ahora,
después de ahondar más en la investigación sobre la historia de El Refugio[1]
sabemos que su esposa se llamaba Refugio, que una de sus hijas se llamaba
igual, y que en 1885, cuando se inició la construcción del viejo hospital, la
señora doña Refugio padecía dolores intermitentes que la hicieron morir cuatro
años después, recién nacida su hija Refugio.
Las
anteriores tampoco son bases para decir que El Refugio se llama así en recuerdo
de su esposa y su hija, pero se acercan más a la realidad. Al dar esta teoría
no es dar con la verdad, es solamente esbozar un criterio: tal vez se llame así
El Refugio en recuerdo de la esposa y la hija del fundador don Francisco
Martínez Negrete. Grave sería afirmarlo con la mano en la Biblia.
Conclusión
Esto
no es todo, tenemos más sobre El Refugio. Tal vez otro día volvamos a la carga
para hablar del tiempo en que El Refugio fue confiscado por la federación,
luego, cuando las monjas josefinas se trataron de apropiar del inmueble.
HOJA . . . 6
El totem frente a El Refugio dice:
En esta
información que el público ve, es necesario aclarar:
1°
No fue construido en 1859, su construcción empezó en 1885. 2° el fundador no es
Fray Luis Arguello sino Francisco Martínez Negrete y de Alba. 3° el primer
nombre del lugar es “Hospital y Casa de Ejercicios El Refugio”. 4° cuando las
josefinas llegaron en 1906, se empezó a
llamar al lugar “Hospital y Casa de Salud Josefina”. 5° en 1983, no, en 85 se
rescató el lugar.
Más
disparates:
Cierta
Dirección de Cultura, año de 2012, con este logotipo subió a internet:
(1)La historia del recinto data desde 1859 cuando Fray Luis Argüello Bernal se da a la tarea de (2)diseñar, (3)auspiciar y construir un hospital y casa de ejercicios espirituales que llevó el nombre de "El Refugio" y "Casa de la Salud Josefina", (ya que fue administrado por las Religiosas Josefinas hasta 1935), esto con el (4) financiamiento de la Cofradía de San Vicente de Paúl, además de las (5) aportaciones del vecindario de San Pedro, como de las (6) familias pudientes de Guadalajara que tenían sus casas de verano en Tlaquepaque. (7) Su construcción es de estilo colonial de aproximadamente 10,000 m2.
DESEO ACLARAR:
HOJA. .
. 7
(1)¿Desde 1859? Es falso. Ya desde 1996 en el
libro La Parroquia de San Pedro, hemos
dicho que la historia de El Refugio se tiene de 1885 hacia acá, según libros de
la parroquia y del Arzobispado. Investigaciones recientes sitúan 1884 como año
en que se compraron los primeros terrenos para ese fin. Tres lustros después de
esa publicación el engaño persiste.
(2) y (3) No se ha
comprobado que Fray Luis Arguello haya diseñado y construido el edificio. El
consiguió el permiso para construcción de parte de la iglesia. Al municipio no
lo tomaron en cuenta.
(4) La cofradía solo
prestó a las monjas en calidad de enfermeras. El dinero lo dieron los Martínez
Negrete.
(5) No hubo
aportaciones de vecindario para la construcción del hospital.
(6) Las familias
pudientes de Guadalajara hacían kermeses para obras públicas, pero nunca para obras
pías; como las aportaciones para El Parián, obra que se había emprendido desde
1878 por acciones de 14 personas de Guadalajara (entre ellos Francisco Martínez
Negrete), con fines comerciales, no caritativos.
(7) Comprobado está que su estilo es
ecléctico, no colonial.
Hay siete errores
claves en un párrafo de
Seis líneas.
Lo malo es su
difusión
¿Se puede dar de
baja ese párrafo y subir uno verdadero?
La mala información
empieza con nosotros mismos. La jefatura de Difusión Cultural divulgó los
anteriores datos en 2012 y siguen vigentes en internet.
*
Dice
Ripio:
No
es buena mujer la que al amigo le guiñe y al marido le riñe,
Ni
la mujer que al amigo, da llave; y al esposo, pone candado.
No
es señora de principios aquella que no ve ni por sus hijos,
Y
que por la tarde, para lucir de noche, su pelo de negro tiñe.
*
EL
OTRO Y YO
Escribe Juan Manuel
En la era digital con “datos
ilimitados” cualquiera puede convertirse, al menos vía redes sociales en
bloguero o youtubero, o peor aún en poeta, escritor, narrador y ¿por qué no? cronista.
Parece que fue hace muchos ayeres cuando publicar (cualquier texto, obra o
columna) era solo para iniciados. Era menester una idea brillante, novedosa,
propositiva o una grandiosa conclusión para, a partir de ahí, buscar un
resquicio en algún medio impreso y lograr eventualmente su publicación el cual
era en sí mismo un fin.
HOJA. . . 8
Esa necesidad de buscar
universos alternos, infinitos, hurgar en la miseria de la condición humana,
exaltar el alma o espíritu interior, construir nuevas realidades, descubrir
nuevas formas para lingüistas, construir vocablos o dialectos, soluciones
novedosas para resolver añejos problemas etc, etc; se hace a un lado para
priorizar la inmediatez.
En el otro extremo podemos
encontrar también a un sujeto que en potencia es lector pero que en otro puede
convertirse (voluntaria o involuntariamente) en crítico literario, filólogo,
purista del lenguaje, antropólogo del idioma, acólito desarraigado en busca de
un Dios que le dé cobijo a sus particulares creencias etc. Ser lector o parte
dinámica de un diálogo en donde parece un proceso vacuo, inútil y poco
atractivo. En cambio utilizar lo que pretende ser una lectura para “descubrir”
errores, inconsistencia, falta de estructura, semántica fallida y otras
situaciones “interesantes” nos da la sensación de “aprovechar” el tiempo.
Guardar por un momento nuestro diálogo interno o nuestras propias creencias o
ideologías para dar paso a una opinión, sugerencia o idea ajena adquiere
entonces el tono de despropósito. Recuerdo en este momento al participante de
un programa televisivo en donde a cada pregunta o cuestionamiento, nos remitía
al libro de libros (no al Chilam Balam, sino a la Biblia) y compartía con sus
espectadores su técnica de investigación para búsqueda de certezas; consistía
en hacerse la pregunta en voz alta y acto seguido abrir el texto referido, una
mano invisible le indicaba el pasaje y la página a leer, acato seguido
interpretaba la idea señalada, y momentos después había “descubierto” la
respuesta.
En fin, la idea que hoy quiero
exponer podría asemejarse más a una súplica: cuando estemos dispuestos a
desperdiciar dos o tres minutos de nuestro valiosísimo tiempo en leer una
opinión, una columna o un pequeño texto privilegiemos la lógica sobre los
escrúpulos, la razón sobre la presunción, acudamos al cuerpo de lectura si no
como una tábula rasa al menos con ánimos y disposición a escuchar una opinión
donde la maldad o la virtud no dependa del azar o de un capricho sino del
curioso ejercicio de posar la vista en la idea del otro.
La
Hojita de la Crónica, órgano cultural de la Crónica y los
Cronistas Honorarios, sin frecuencia de aparición. Misión: promover la Historia
de Tlaquepaque. Fundador Bernardo Carlos Casas, 8 de enero de 2020.
Colaboradores fundadores: Vicente Moreno, Juan Manuel, José Antonio Galán
Amézquita, Bececé, Nödehar D´Skrebir, Isaac Padilla. No. 40, 30 de abril de 2021.
bercar_casas@hotmail.com
https://cronistabernardoccasas.blogspot.com/
Se
respeta la libre expresión de palabra de los colaboradores
Escribe
un comentario al correo bercar_casas@hotmail.com
será bienvenido
[1] El investigar más a fondo la historia de ese lugar se
debe a la inquietud de la actual directora de El Refugio, la Dra. Sara Susana Pozos Bravo, quien al oír
versiones encontradas, desde su fundación hasta nuestros días, ordena escarbar
más sobre el asunto y surgen nuevas líneas, que desempolvan viejos datos que ilustran
mejor. Sabíamos ya, desde hace 25 años que no fue fundado El Refugio en 1859,
sin embargo, se sigue manejando el dato: en el tótem que está frente a la
entrada principal del Refugio se dice que fue construido en 1859. Es
inaceptable que una mala fuente de información, tenida como seria, pues
provenía de un respetable miembro del Círculo de Estudios Históricos de San
Pedro Tlaquepaque, siga influyendo, tan flagrante, desde hace 40 años en la
historia de Tlaquepaque.
Todavía más: tener la información errónea de El refugio en las propias
narices del hospital es no defender nuestro patrimonio cultural, pues también
nos han robado los más valiosos cuadros virreinales que lucían en la sacristía
del templo de la Soledad; y el San Pedro, de Felipe Villalpando que adornaba la
nave izquierda del templo de San Pedro, también está extraviado. Para nosotros
es un robo, aunque los cuadros estén en el museo del Arzobispado. En ¿qué
calidad? Donados, prestados o en comodato.
Sucede que no tenemos gran cosa de qué presumir en cuestión pictórica y
escultórica, si bien el mural de Chávez Vega en El Refugio y el Hidalgo de
Miramontes en el Jardín Hidalgo y dígame usted, ¿qué más? Bueno, y todavía nos
despojan.