martes, 8 de febrero de 2022

Hojita de la Crónica No. 66

 

 

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hojita de la

Crónica

Fundador: Bernardo Carlos Casas    Tlaquepaque, Jal.,  1 de febrero de  2022           No. 66

¡Felicidades cronistas!

Con motivo de su cumpleaños los cronistas honorarios Carmen Ochoa Arana y Sergio Isaac Padilla Barragán están de fiesta. El día 1 vamos al pozole con Carmen, y debemos guardar espacio para el día 2, pues Isaac nos espera con dobles tamales. Los primeros, rojos y verdes, son por su cumpleaños y los de fresa y piña, porque le tocó el mono al partir la rosca de reyes el día seis de enero. Ni modo, compadre.

Al Mariachi de mi tierra

Bernardo Carlos Casas       

                                          Segunda entrega

CAPÍTULO

II

MARIACHIS Y RIÑAS 

 

Introducción

L

as noticias de más respetable edad, acerca de la palabra mariachi, lo dijimos en el capítulo I, comprobado está, se encuentran en Nayarit. Cierto es que en Sonora existe otro lugar llamado Mariachi, pero, si el mismo nombre de la capital, Hermosillo, procede de Jalisco, por José María Hermosillo, no debiera dudarse que el vocablo Mariachi, también. La capital de Sonora se llama Hermosillo por José

Escriben: Juan Manuel, Carmen Ochoa, padre Chemita y Bernardo Carlos

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María González de Hermosillo, insurgente jalisciense a quien Hidalgo encomendó la insurrección de Sinaloa y Sonora. En honor del insurgente, se le impuso el nombre de Hermosillo a la antigua Villa de Pitic.

Mariachi, como lugar o como localidad, está en la geografía de Nayarit y Sonora, pero, como un término que define a un grupo tañedor de sones y jarabes, que toca música y acompaña canciones, está ahora en todo el mundo. No precisan los expertos, en qué momento el conjunto musical tomó el nombre de un pueblo para identificarse, o en qué tiempo, el pueblo quiso llamarse Mariachi, como el conjunto musical.

Aunque en este estudio el núcleo del tema es el mariachi de Tlaquepaque, no se puede, tal vez no se deba, omitir ciertos detalles que por su simpleza dan un perfil diferente a este ensayo, el cual no pretende otra cosa que contribuir al apasionante tema de la música nuestra; esa música que hace resonar todas nuestras fibras nerviosas en asonancia con la cuerdas del violín, la guitarra, el guitarrón o la vihuela, cuando al balcón asoma la amada en vaporoso camisón al vibrado de las notas de “te traigo serenata, amor de mi vida…” cuando las piernas tiemblan de emoción y da brinquitos el corazón de los amantes.

Nayarit, voces de mariachi

Decir entonces que nos acercamos a creer que en Nayarit subyacen las notas más viejas del mariachi, no es más que reafirmar lo dicho por virtuosos de la investigación, y las letras, que lo han confirmado, a sabiendas que en Acaponeta hay una localidad que se llama “La Guitarra”, al igual que en Santiago Ixcuintla. En Acaponeta, además, existe una ranchería que se nombra  “Mesa de las Arpas”, así como en Compostela se halla el rancho de “La Trompeta”, en El Nayar el rancho “Las Guitarras” y “Cerro del Cantador” y en Huajicori existe otro lugar llamado también “Las Guitarras”. En ningún otro estado de la república se tienen tantos lugares con nombres de instrumentos de mariachi, como aquí.

De manera que entre guitarras, arpas y trompetas y cantadores, Nayarit con los nombres de sus ranchos, arma un mariachi de los tradicionales y de los modernos, donde que aún, en estos días, existe el ranchito conocido como El Mariachi en el municipio de Tecuala, ya abandonado, pero ahí está. Quedan

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para muestra de su existencia dos habitantes, del que fuera un rancho a finales del siglo XIX con más de un centenar de vecindarios, en la zona que se llamó de Quimiches, cuando Tecuala estaba en la jurisdicción de Acaponeta.

Quimichis era, según libros de bautismo de Acaponeta, Nay., una región que tenía bajo su jurisdicción a lugares como Milpas Viejas, Laguna de la Cruz, La Carreta, Los Potreros y Las Maravillas. Esto se deduce porque en los registros de bautismo, cuando llevan a bautizar a un niño de esos lugares, queda asentado que, “Milpas Viejas”, por ejemplo, “es por el rumbo de Quimichis”[1]

Si se analizan a detalle estos datos, concluimos como verdad, que entonces, Nayarit constituía  el 7º Cantón de Jalisco, dentro de los ocho que conformaban el Estado, (después fueron 12) por tanto, el mariachi es de Jalisco, sin el menosprecio a nuestros hermanos de Guerrero y Sinaloa, estados que tienen músicas de mariachi desde el siglo XIX. Sin menoscabo de Nayarit, que hoy es un nuevo Estado de la República.

Lo que está en el recuadro es un fragmento de la Constitución Política del Estado de Nayarit, Articulo 5º, que habla de Tecuala como municipio independiente de Acaponeta y las localidades que componen la nueva municipalidad, en 1918. Ahí se encuentra una localidad que se llama “Mariachi”.

[2]

        

El año siguiente (1919) ya era un hecho su nombramiento como municipio y se dice que Tecuala tiene 1,047.51 kilómetros cuadrados, y naturalmente el lugar llamado Mariachi dentro de su jurisdicción.

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[1]Bautismos, Acaponeta, 1841-1850, a través de FamilySerach.
[1]Periódico Oficial del Estado de Nayarit, 17 de febrero de    1918, a través de HNDM.


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Veamos el recuadro siguiente:


[3]

Los documentos

Todo lo anterior, ni duda cabe, es bueno; son notas como moñitos que engalanan el regalo; son como boquillas pasteleras de crema Chantilly que adornan el pastel. No obstante al hablar del mariachi como un fandango, o al hablar de fandango como un mariachi, debemos ir un poquito atrás sólo para ver el trato que le dan al fandango, ya desde el temprano año de 1856. Sucede que en un principio no hallan si un mentado mariachi es a su vez un fandango.

En ese año andan las rebatingas políticas. Santa Anna por fin se fue y… ¿ahora qué hacemos? Se les hizo bolas el engrudo y dio comienzo la Guerra de Reforma a consecuencia de la cual don Benito Juárez subió al poder, los franceses llegaron ya, y llegaron bailando. . . al país. Luego vino Maximiliano… y para qué le cuento… si usted ya lo sabe… ¡Qué días tan terribles!

El caso es que el fandango fue en un principio “un new mexican fandango” el cual consiste en un vals lento, especialmente gracioso, el baile más sociable jamás inventado, “el cual, si se introduce en Estados Unidos sería de gran relevancia, comparado con la monotonía del nunca bien terminado Cotilón”[4] dice un periódico de Estados Unidos.

 (El Cotilón es una especie de contra danza entre 8, 12 o 16 personas.)[5]

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[1] Ibídem, 27 de julio de 1919
[1]Santa Fe Weeky Gazzete, del 19 de abril de 1856.
[1]Velázquez FolletDicctionary, Follet Publishing Company, Chicago, 1964.

 

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Una vez que la República se impone sobre el Imperio, el pueblo, al fandango le da otro sentido, y de ser un “suave vals” se convierte en una “ruidosa murga”.

De hecho es prudente aclarar que el pueblo trocó ciertos costumbrismos de corte monárquico, por otros de un sentido opuesto. Por ejemplo “La canalla” era la plebe; después, en tiempos republicanos, fue el individuo desleal y traicionero: “eres un canalla”, se oye decir aún. Otro ejemplo más cercano a nosotros son los “Viejos Rotos” de San Martín de las Flores, eran los franceses altos, guapos y bien vestidos que llegaron ahí y bailaban con una rubia. Los de San Martín siguieron a los franceses e inventaron Los “Viejos Nuevos” y bailan con un hombre vestido de mujer en sus representaciones tradicionales. El Fandango, también sufrió metamorfosis y de ahí en adelante fue sinónimo de mariachi. “Los Viejos rotos” cambiaron por los viejos nuevos.

 

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Fandango y jarabe (fotos de Google)

 

También en Estados Unidos, no todos aceptaron el fandango mexicano como un suave vals. Si aquello del suave vals fue en 1856, en 1859 un reportero del Fagettville Observer de Tennessee, decía que un fandango tiene instrumentos incongruentes: un enorme tambor, un clarinete y  uno o dos violines, son los instrumentos de un fandango mexicano, hacen un concierto inarmonioso.[6]

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[1]Fagetville Observer, 8 de diciembre de 1859.

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Siguen los documentos

Si nos remitimos al año 1782, en el libro de bautismos de Acaponeta, Nay., de los años 1780 a 1804 se tiene un registro de una niña mulata de los Quimiches, de sesenta días de nacida, “a la que puse por nombre María Encarnación hija de padres no conocidos…” 18 de marzo de 1782. ¿Será el mismo Mariachi de los Quimiches? Nombre que aparece más tarde en los informes oficiales, como veremos.

Unos ochenta años después, el mariachi en su expansión, había alcanzado a nuestros hermanos de Sinaloa. El siglo XIX, periódico de la ciudad de México, del 1 de abril de 1869, hace una descripción precisa de las actividades festivas de los trabajadores de la minas de Alisos, Santiago de los Caballeros y Tepaca, en Sinaloa, al término de la semana. Refiere que bailan y beben al compás de varios violines y un inmenso guitarrón en el cual cabe un hombre.

        “La noche del sábado y la del domingo se reúnen bajo una fresca enramada circuida de rústicos asientos, concurren los filarmónicos que abundan entre aquella gente, se improvisa una orquesta de violines de diversos tiples entre los que figura en primer término un enorme guitarrón, entro del cual puede ocultarse un hombre, comienzan a templar los instrumentos, corazón de los mineros, y causan cosquillas en los pies de las bellas montañesas.

        “Sale una bailadora con su enagua de gasa de colores       chillantes, ceñida su cintura con una banda de carmesí, y su rebozo terciado como para lucir los bordados de su camisa, se para en la tabla colocada en hueco en el centro del terreno que cubre la enramada, un bailador se para enfrente con su ancho y blanco calzón de lino, su sombrero ladeado, su zarape sobre el    hombro a la pegligé (quizá sea palabra de moda en su tiempo) y la hacen retumbar al compás de alegres jarabes y sonatas peculiares de aquel país; bailan ceremonias ni etiquetas. A veces ilustran el baile con danzas, cuadrillas, chotises y valses, que los pobres aficionados al divino arte, ejecutan corregidos y aumentados como las ediciones de algunas obras. Circula el mezcal a la par que el aristocrático coñac de boca en boca, empinándose las botellas, los ánimos se alegran, los espíritus de Baco y de Marte, envueltos en   los vapores alcohólicos se ciernen sobra la bulliciosa    concurrencia, y no es extraño que los negros y

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chispeantes ojos de alguna beldad silvestre sean causa de que los curvos y anchos machetes viertan la sangre de agún Tenorio emprendedor de amorosas  conquistas.

        “A la luz de los primeros rayos del sol termina el  mariachi, se disuelve la reunión, amanecen tres o cuatro con un pie metido en un cepo, los operarios suben a las minas, otros preparan las fundiciones y vasos, y todos se entregan a sus tareas de costumbre, hasta el sábado próximo en que se repite la alegre  diversión” [7]

El ennegrecer los tipos de los párrafos que anteceden no lleva otro fin que hacer resaltar la curiosísima nota. En estudio ninguno sobre el tema, he visto alusión a esta fiesta en 1869. Bueno, quedará más claro: mi propia inopia sobre el tema me ciega. Habrá quien me pueda demostrar lo contrario y lo tendré por bien habido.

En 1871, Domingo Rubí, advierte con agudeza de gobernante la problemática que en Sinaloa significan los mariachis por lo proclive que son a los desmanes luego que toman y bailan, de manera que él mismo, va a uno de ellos y les dice, que ahí él no es nadie, es otro ciudadano, que tiene también derecho a la diversión, y que espera que la noche trascurra sin violencia ninguna. Lo acompaña Buelna (José Eustaquio Buelna, 1830-1907) y ahí permanecen buenas horas de la noche. En el recuadro la nota completa. No hubo desmanes.

El Parián donde se toca mariachi tardes y noches


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[1]El Siglo XIX, 1 de abril de 1869, HNDM (Hemeroteca Nacional de México)

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La nota en el recuadro es un testimonio del nombre del mariachi. Aquí es un baile “anduvo en los bailes de tabla que llaman mariachis. . .”

La palabra “mariachi” no tenía por aquellos días una connotación precisa. Lo mismo designaba al conjunto de

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[1]El Federalista, 10 de junio de 1871

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músicos, que al lugar donde se tocaba. Todavía más: el mismo concepto de fiesta o fandango, era un mariachi.

En 1872, en Arizona, el periódico citado al pie de este párrafo habla acerca de una fiesta religiosa mexicana donde las voces de la música sacra son muy buenas, canta gente mexicana, que sabido es, tiene talento para eso, pero su música “was no very sacred, however, but it made terrible nocie” su principal instrumento es un tambor. Una libre traducción de lo entrecomillado sería no fue muy sagrada (la música), sin embargo, hicieron terrible ruido. [9]


Guadalajara y el mariachi en 1875

No gustaba el mariachi en la Perla Tapatía, las señas son claras pues una de las primeras referencias al mariachi en Guadalajara se encuentra en el libro Recuerdos de un viaje a América, Europa y África, de Ignacio Martínez, fechado en 1875, el cual dice “El día que llegué a Guadalajara, varios jóvenes habían circulado entre familias distinguidas, tarjetas de invitación para una magnifica serenata que se daría en la noche en la plaza municipal, acompañando el programa de las piezas que se ejecutarían. La concurrencia fue numerosa y llegada la hora, resultó, en vez de orquesta, lo que ellos llaman un mariage, especie de murga, compuesta por tres o cuatro músicos de la legua con instrumentos desafinados. Las familias, desde luego, comprendieron la broma y rieron de buena gana. Un jefe militar que, con mando de fuerza, llegó accidentalmente ese día y concurrió a la serenata, lo tomó como insulto a su persona. Los tapatíos rieron también de esto”.[10]


Cantinas de mala muerte

Unos cuatro años después, o más precisos, en 1879, “Mariache” llamaban en Culiacán a las cantinas de mala muerte, en una de las cuales según el periódico El Republicano, del 25 de marzo de ese año, dieron muerte a un individuo en la ciudad del Rosario con saña y crueldad, lo mutilaron, cegaron y le metieron 30

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[1]The Arizona Sentinel, volumen del marzo 23 de marzo de 1872.
[1]Amelia García de León, Mi vida musical en Guadalajara, Secretaría de Cultura, Guadalajara, 1997.
 

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puñetes, “en un mariache del puente”. En el recuadro la evidencia

 

Dice: “…en un mariachi del puente degollaron a un tal Margarito. . .”

Una sanfrancia de terribles consecuencias por aquello “del mariachi”, sucedió en 1882 en el rancho Guasimillas de la alcaldía de La Noria en Mazatlán. Quedaron 14 heridos y dos muertos. Para no decir una cosa por otra, aquí está el testimonio:

 

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[1] El
Republicano: periódico de literatura, comercio, industria variedades y avisos, 25 de marzo de 1879.


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En el año siguiente, el periódico La Patria, recomienda que se prohíban los mariachis o bailes populares, dado los desmanes que provocan; esto en Mazatlán:


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[1]El Diario del Hogar, 30 de marzo de 1882.
 [1]La Patria, 11 de mayo de 1883. 


Cada año, los mariachis son noticia mala en Sinaloa, cuando no en un lado en otro, el caso es que habla de homicidios y riñas.

 

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Se tiene el registro de un homicidio en un mariachi, en1884. Recordemos que un mariachi era también una cantina donde tocaban los mariachis. Esta es la nota

 

El Parián de reciente cuño

El Parián, que algún día del siglo siguiente, siglo XX, habría de ser sinónimo de música de mariachis, en ese año (1883) era un agostadero de puercos:

 

Día 24 de Junio de 1884.- El parián está recién construido pero le afecta “el agostadero de animales que existe en la plaza...”. La directoría política en su afán de hacer lucir la cabecera del municipio intenta acabar con “El agostadero” e invita al ayuntamiento para que atienda ese asunto. El ayuntamiento le responde al director político que no obedecerá tales indicaciones porque sería atentar contra la libertad de comercio además que hay un acuerdo de que los cerdos anden sueltos, por ser esta, una costumbre en todos los pueblos cortos. El director político ante respuesta tal, nombra a Ignacio Hernández para que recoja los cerdos sueltos que andan en el Parián, pero Norberto Haro y otros dos individuos mandados por la presidencia golpean y remiten a prisión al comisionado Ignacio Hernández, luego de lo cual el director político manda desarmar al cuerpo policial por no merecerle confianza y se dirige al gobernador para que le indique qué debe hacer ante tal situación. [15]

 

Más testimonios

Hubo un año en el cual el turismo en Mazatlán bajó a niveles nunca antes vistos, ese fue el año 1885. La gente, entonces como ahora, para todo tiene dinero y más si se trata de diversión, pero ese año no; ¡Vaya!; ni los mariachis. Dice la nota:

 _________________
[1] El Nacional: periódico de literatura, ciencias, artes, industria, agricultura, minería y comercio, 6 de junio de 1884.
 
[1]Bernardo Carlos, papeles inéditos.

 

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Por esos años, en Guadalajara, al referirse al mariachi, no lo dejan de hacer de una manera desdeñosa. En enero de 1888, en Guadalajara (México), cuando había espectáculo en el teatro Apolo, “un miserable y ridículo mariachi tocaba en la calle y se escuchaba la tambora en todo el barrio. La referencia a ese instrumento revela la influencia africana en lo que posteriormente será la música nacional mexicana. El término de “fandango” sigue siendo utilizado en el siglo XIX. En 1895 el diccionario de Félix Ramos Duarte define al “mariachi” como “fandango, baile de la gente del pueblo”. [17]

 

El mariachi de Quimiches

El territorio de Los Quimiches, sigue dando qué decir; es una región de Acaponeta donde se asienta el lugar llamado Mariachi. El periódico oficial registra en Acaponeta un lugar llamado Mariache; Mariache de Quimiches, donde nombran Juez de Paz a Pedro Medina como propietario y a Cruz Rodríguez como suplente en el territorio de Tepic, del 29 de marzo de 1888.[18]

Este es uno de los capítulos más flojo por tanta cita y tan poca sustancia, pero es parte introductoria en la estructura del entendimiento en general.

_____________________
[1] La Patria, 26 de mayo de 1885.
 
[1]Bernand, Carmen, Músicas mestizas, músicas populares, músicas latinas: gestación colonial, identidades republicanas y globalizaciónCo-herencia [en linea] 2009, 6 (Julio-Diciembre) : [Fecha de consulta: 14 de junio de 2016] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77413098006>ISSN 1794-5887
 
[1]Periódico Oficial del territorio de Tepic, 29 de marzo de 1888)

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(Continuará, próximo número capítulo III)

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El padre Chemita

 

El padre Chemita es todo un personaje dentro de la clerecía, es de aquellos sacerdotes que la iglesia no quiere, pero que tampoco puede odiar, porque el odio no está en el programa del cristianismo. Entonces, para hacerles la vida pesada, los bendice con capillitas de por allá lejos, donde los coyotes se los coman, donde no den “guerra”, ni contagien sus ideas a los jóvenes seminaristas.

 Al padre Chemita le pasó lo que al ilustre poeta Alfredo R. Plasencia, los dos le dan retortijones de estómago a los ilustres, o no tanto, obispos, por su forma de pensar; ambos tienen que ver con Tlaquepaque. Don Alfredo vive en la villa ceramista tórrido romance, en tanto su alma se enciende de poesía, ama a la vida tanto como al numen que le arde por dentro. Como no amarlas a las dos, una es mujer otra es musa.

A don chemita lo traen de un lado a otro, como manojo de jediondilla. En una de esas le toca estar en Toluquilla. Estando aquí en 1939, en un soplo de inspiración dice:

 

SOY FEO
 
Quiso el Señor hacerme feo
Y hasta algo espantoso:
Nada tengo de hermoso
Donde miro hago fístula. Así creo.
Un defecto muy grande
Es ser un feo
Pero en eso la culpa
no la tiene el feo.
Feo soy con efe grande
Con la efe de fonda,
De funda, de fondo, de faisán y de fraile.
Si en el ser así o asado
Tuviera uno que ver
Yo sería blanco y hermoso
Y con el pelo rizado.
Azules los ojazos
Blancos los dientes y delgados,
Pequeñas las orejas;
Y el cabello dorado.
Los labios de granate,
El cuello de caballo,
La espalda de venado;

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Los brazos de gigante.
Y el pecho de pescado,
Cabeza de medusa;
Los colmillos de tuza
Y todo bien pintado.
 
Toluquilla, septiembre
e 9 de 1939

 

*

Relaciones peligrosas

Por Juan Manuel

No se asusten queridos tres lectores, no pienso referirme a cuestiones de paido o pedofilia (aunque pensándolo bien podría ser un buen pretexto para hablar del gran Nabokov y su más grande aún Lolita) u otras de índole carnal, sino a otras aún más peligrosas las relaciones políticas, esas que se adquieren cuando de jura o de facto nos hundimos en las estructuras de las “instituciones” civiles (v. gr el matrimonio). De repente la familia crece y empiezan a aparecer tíos, primos, sobrinos “políticos” o mejor aún “inventamos” algunos otros; compadres, hermanos de sangre, brothers in arms etc.

Por ejemplo el 5 y 6 de enero, tragamos pedazos de rosca por aquí y por allá y si la fortuna nos miró apareció un monito (o “niño Dios”) y ese simple hecho nos convierte en padrinos de ese niño y la consecuencia afortunada inmediata de tal hecho nos compromete a que el dos de febrero próximo invitemos a engullir tamales a un número de individuos, so pena de no sufrir el desprecio social.

Pero hay otras relaciones artificiales igual de peligrosas, que aún sin ser creyente de algún mito o tradición se pueden llegar a establecer.

William Golding (premio nobel de literatura 1983) escribió a mediados del siglo pasado, recién acabada la Segunda Guerra Mundial su novela El señor de las moscas (Lord of flies 1953) en la que, arrastrados por un naufragio aéreo, un grupo de jóvenes educandos provenientes de un prestigiado colegio inglés, se encuentran en una isla, al parecer, desierta y tienen que organizarse para sobrevivir, ahí es donde empiezan los problemas para decidir el rol de cada quien. Aunado a esta situación la convivencia diaria da origen a coyunturas especiales de diversa índole, por ejemplo religiosas lo que ahonda aún más las diferencias. En suma podemos decir que el relato nos cuenta una posible organización y estratificación social surgida a partir de una necesidad específica y la complejidad de relaciones humanas que inmediatamente se presentan. Y una de las más importantes es la pirámide del poder, quien va a tener más autoridad y por qué. En fin creo que es una excelente oportunidad para disfrutar el relato y quizá vernos reflejados en alguna posición de las ahí descritas y

 

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aún más reflexionar el papel que desempeñamos en la sociedad hoy en día.

Si es un esclavo del tiempo, o simplemente  la lectura no se encuentra entre sus prioridades, puede optar por un relato sucinto en la obra fílmica del mismo de 1963.

Y si de ver películas se trata, y ya entrado en recomendaciones pues de una buena vez le sugiero “No mires arriba” (don´t look up, 2021) con Leonardo Di Caprio y que actualmente corre en en Netflix, quizá algunas situaciones le parezcan graciosas y ¿por qué no? bastante parecidas a las actitudes, que como sociedad adoptamos frente a una eventualidad como la pandemia que padecemos hoy en día.

  

*

Bibliotecas Públicas de Tlaquepaque

 

La primer biblioteca que conocí fue en el año de 1938 estaba en la calle de Obregón esquina con Independencia la encargada era la señorita Conchita Ayala, que según me platicaron también estuvo al cargo de servicio postal de este lugar.

 

Yo no sé porque desapareció esta biblioteca, el caso es de que no hubo otra, hasta que en el año de 1975 un grupo de vecinos de esta cabecera municipal encabezados por el Presbítero Humberto Mejía Ruvalcaba y los jóvenes que formaban el citado Comité que eran Zeferino Ramírez, Lic. Víctor Badillo hoy Dr. José Luis Ramírez Murgía, Sergio González, Lic. Bertha y Virginia Navarro son profesionistas, Conchita Arana, Guillermo Ochoa, Martha L. Padilla de Jordán, la madre Asunción Mena y Roberto Jordán Romo, Lic. Quien era el presidente del Comité pro Biblioteca Pública.

 

El 17 de junio de 1976 el señor Simón Sánchez  S. les facilitó un local ubicado en la calle Juárez entre Francisco de Miranda y Matamoros. La biblioteca duró en ese lugar hasta el mes de diciembre de 1976 de ahí se trasladó al No. 4 de la plaza de las artesanías en la calle Juárez de diciembre de 1978 cubriendo el costo de la renta una parte el comité y la otra el Lic. Porfirio Cortes Silva, siendo ya diputado federal del cuarto distrito, en esta fecha era presidente municipal el señor Marcos Montero Ruíz, y al no poder seguir cubriendo el costo de la renta el entonces presidente, les solicitó un local en el No. 80 de la calle de Matamoros en donde se instaló provisionalmente, para estas fechas ya estaba en  construcción el actual edificio en la calle de Constitución y Prisciliano Sánchez el costo total lo pago el Lic. Porfirio Cortes Silva quien le había prometido al Comité Pro Biblioteca hacerles esta donación, el 27 de noviembre de 1979. Siendo presidente interino el señor Pedro Martínez López, entregando el local en donde actualmente se encuentra la biblioteca Flavio Romero de Velasco.

 

El 6 de agosto de 1985 la biblioteca Flavio Romero de Velasco ingresó a la red Nacional de Bibliotecas, y desde entonces la señora Martha I. Padilla de Jordán ha estado al cargo de la biblioteca y de las 9 más que pertenecen a este municipio de San Pedro Tlaquepaque.

 

Carmen Ochoa

 

*

Santa Anita reconoce el gobierno legítimo de Benito Juárez.

 

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Es oportuno hablar sobre este asunto dado que dicho reconocimiento sucedió en un mes de enero pero del año 1867.

 

En el pueblo de Santa Anita, Departamento de Tlajomulco, del primer cantón del Estado libre y soberano de Jalisco; en la sala municipal, a diez y seis de Enero de mil ochocientos sesenta y siete, bajo la presidencia de la primera autoridad municipal, C. Marcelino Esparza; reunido en masa el vecindario del mismo pueblo, todos unánimes y libremente dijeron:

 

El pueblo libre y republicano de Santa Anita, representado por los que suscriben, y en uso de la libertad que goza, declara:

 

1.     Que reconoce por único y legítimo gobierno de la República mejicana, al           emanado de la constitución federal de 1857.

2.     Que reconoce por presidente constitucional de la República, al C. Benito           Juárez, quien con tanta dignidad y valor ha sostenido aún el gobierno legítimo   republicano.

3.     Que desconoce al llamado gobierno imperial, puesto en Méjico por las               bayonetas extranjeras y contra la voluntad nacional.

4.     El pueblo de Santa Anita, por la presente, da un voto de gracias al ciudadano    general Corona, en jefe de la división de Occidente, por la constancia y valor con que ha sostenido las instituciones liberales constitucionales. De la misma manera, este voto de gracias, se hace extensivo al valiente y pudoroso ciudadano coronel Eulogio Parra y á los jefes y oficiales de la brigada que tan dignamente manda.

5.     El pueblo de Santa Anita, de la manera más solemne, a la faz del mundo             civilizado, protesta contra esa guerra injusta que el llamado gobierno imperial trata de sostener contra voluntad nacional, y que la nación entera reprueba. Protesta, además, contra la intervención extranjera que tienda á plantear otro gobierno  que no sea legitimarte reconocido actualmente.

6.     Que ofrece al supremo gobierno constitucional, cooperar en cuanto le sea          posible, ya sea con sus haberes ó personalmente, hasta que se acabe de restablecer el orden constitucional.

7.     El pueblo de Santa Anita invita a los demás del Estado y adictos a la                 Independencia, a que manifiesten públicamente su adhesión al actual sistema.

8.     Sáquese copia a esta acta y por conducto ordinario remítase al supremo              gobierno del Estado lo más pronto posible. Marcelino Esparza.- José Maximiano Cardona.- Antonio Algarín.- Rafael Villaroel.- Francisco Cabrera.- Juan Cabrera.- Arcadio Esparza.-Edu wiges Mariscal.-Ángel Chacón.-Victoriano Calderón.-I gnacio Algarín. -Sabás Arce.- Domingo Cabral.- Luis Mariscal.- Camilo Mariscal.- Nemecio Leal.- Victoriano Villanueva.- Francisco Leal.-Tranquilino Viscarra.- Maximiano Moya.- Gerónimo Ortiz.- Luis

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9.     García.- Juan Sevilla.- Ignacio Becerra.- Francisco Robles.- Herculano             Gómez.- Anastasio Caras.-  Inés Ruíz.- Víctor Cuevas.- Ramón Cuevas.- Macedonio Ladino.- Juan Camberos.- José Hernández.-Florentino Sevilla.- Brigido Sevilla.- Doroteo Talamantes.- Crecencio G. Enrique.- Irineo Ruíz.- Francisco Sevilla.- Calixto Leal.- Pablo Cuevas.- Andrés Cuevas.- Cayetano Cuevas.- Ireneo Ibarra.- Antonio Ibarra.- Doroteo Bernardino.- Trinidad Veruete.- Magdaleno Leal.-Nicolás Haro.- Por si, y por multitud de personas que no supieron firmar.- Andrés Gómez.

 

Es copia de su original. Santa Anita, Enero 17 de 1867.-Firmado, Marcelino Esparza.

 

*

De nuestras andanzas

 

 

Totatiche, Jal. (foto B. Carlos)

 

*

 

Tiempos que se fueron. . .

 

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Puestos de birrias y tortas desaparecieron del Parián. Tortas Martín fue el último

 

En una de las cantinas del Parián

 

 

La Hojita de la Crónica, órgano cultural de la Crónica y los Cronistas Honorarios, sin frecuencia de aparición. Misión: promover la Historia de Tlaquepaque. Fundador Bernardo Carlos Casas, 8 de enero de 2020. Colaboradores fundadores: Vicente Moreno, Juan Manuel, José Antonio Galán Amézquita, Bececé, Nödehar D´Sckrebir e Isaac Padilla.

  No. 66, 1 de febrero de 2022. bercar_casas@hotmail.com

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