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hojita de la
Crónica
Fundador:
Bernardo Carlos Casas Tlaquepaque,
Jal., 1 de febrero de 2022
No.
66
¡Felicidades
cronistas!
Con
motivo de su cumpleaños los cronistas honorarios Carmen Ochoa Arana y Sergio
Isaac Padilla Barragán están de fiesta. El día 1 vamos al pozole con Carmen, y
debemos guardar espacio para el día 2, pues Isaac nos espera con dobles tamales.
Los primeros, rojos y verdes, son por su cumpleaños y los de fresa y piña,
porque le tocó el mono al partir la rosca de reyes el día seis de enero. Ni
modo, compadre.
Al Mariachi de mi tierra
Bernardo Carlos Casas
Segunda
entrega
CAPÍTULO
II
MARIACHIS Y
RIÑAS
Introducción
L |
as noticias de más respetable edad, acerca de la palabra mariachi, lo
dijimos en el capítulo I, comprobado está, se encuentran en Nayarit. Cierto es
que en Sonora existe otro lugar llamado Mariachi, pero, si el mismo nombre de
la capital, Hermosillo, procede de Jalisco, por José María Hermosillo, no
debiera dudarse que el vocablo Mariachi, también. La capital de Sonora se llama
Hermosillo por José
Escriben: Juan
Manuel, Carmen Ochoa, padre Chemita y Bernardo Carlos
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María González de Hermosillo, insurgente jalisciense a quien Hidalgo
encomendó la insurrección de Sinaloa y Sonora. En honor del insurgente, se le
impuso el nombre de Hermosillo a la antigua Villa de Pitic.
Mariachi, como lugar o como localidad, está en la geografía de Nayarit y
Sonora, pero, como un término que define a un grupo tañedor de sones y jarabes,
que toca música y acompaña canciones, está ahora en todo el mundo. No precisan
los expertos, en qué momento el conjunto musical tomó el nombre de un pueblo
para identificarse, o en qué tiempo, el pueblo quiso llamarse Mariachi, como el
conjunto musical.
Aunque en este estudio el núcleo del
tema es el mariachi de Tlaquepaque, no se puede, tal vez no se deba, omitir
ciertos detalles que por su simpleza dan un perfil diferente a este ensayo, el
cual no pretende otra cosa que contribuir al apasionante tema de la música
nuestra; esa música que hace resonar todas nuestras fibras nerviosas en
asonancia con la cuerdas del violín, la guitarra, el guitarrón o la vihuela,
cuando al balcón asoma la amada en vaporoso camisón al vibrado de las notas de
“te traigo serenata, amor de mi vida…” cuando las piernas tiemblan de emoción y
da brinquitos el corazón de los amantes.
Nayarit, voces de mariachi
Decir entonces que nos acercamos a
creer que en Nayarit subyacen las notas más viejas del mariachi, no es más que
reafirmar lo dicho por virtuosos de la investigación, y las letras, que lo han
confirmado, a sabiendas que en Acaponeta hay una localidad que se llama “La
Guitarra”, al igual que en Santiago Ixcuintla. En Acaponeta, además, existe una
ranchería que se nombra “Mesa de las
Arpas”, así como en Compostela se halla el rancho de “La Trompeta”, en El Nayar
el rancho “Las Guitarras” y “Cerro del Cantador” y en Huajicori existe otro
lugar llamado también “Las Guitarras”. En ningún otro estado de la república se
tienen tantos lugares con nombres de instrumentos de mariachi, como aquí.
De manera que entre guitarras, arpas
y trompetas y cantadores, Nayarit con los nombres de sus ranchos, arma un
mariachi de los tradicionales y de los modernos, donde que aún, en estos días,
existe el ranchito conocido como El Mariachi en el municipio de Tecuala, ya
abandonado, pero ahí está. Quedan
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para muestra de su existencia dos
habitantes, del que fuera un rancho a finales del siglo XIX con más de un
centenar de vecindarios, en la zona que se llamó de Quimiches, cuando Tecuala
estaba en la jurisdicción de Acaponeta.
Quimichis era, según libros de
bautismo de Acaponeta, Nay., una región que tenía bajo su jurisdicción a
lugares como Milpas Viejas, Laguna de la Cruz, La Carreta, Los Potreros y Las
Maravillas. Esto se deduce porque en los registros de bautismo, cuando llevan a
bautizar a un niño de esos lugares, queda asentado que, “Milpas Viejas”, por
ejemplo, “es por el rumbo de Quimichis”[1]
Si se analizan a detalle estos datos,
concluimos como verdad, que entonces, Nayarit constituía el 7º Cantón de Jalisco, dentro de los ocho
que conformaban el Estado, (después fueron 12) por tanto, el mariachi es de
Jalisco, sin el menosprecio a nuestros hermanos de Guerrero y Sinaloa, estados
que tienen músicas de mariachi desde el siglo XIX. Sin menoscabo de Nayarit,
que hoy es un nuevo Estado de la República.
Lo que está en el recuadro es un
fragmento de la Constitución Política del Estado de Nayarit, Articulo 5º, que
habla de Tecuala como municipio independiente de Acaponeta y las localidades
que componen la nueva municipalidad, en 1918. Ahí se encuentra una localidad
que se llama “Mariachi”.
El año siguiente (1919) ya era un
hecho su nombramiento como municipio y se dice que Tecuala tiene 1,047.51
kilómetros cuadrados, y naturalmente el lugar llamado Mariachi dentro de su
jurisdicción.
[1]Bautismos, Acaponeta, 1841-1850, a través de FamilySerach.
[1]Periódico Oficial del Estado de Nayarit, 17 de febrero de 1918, a través de HNDM.
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Veamos el recuadro siguiente:
Los documentos
Todo lo anterior, ni duda cabe, es bueno;
son notas como moñitos que engalanan el regalo; son como boquillas pasteleras
de crema Chantilly que adornan el pastel. No obstante al hablar del mariachi
como un fandango, o al hablar de fandango como un mariachi, debemos ir un
poquito atrás sólo para ver el trato que le dan al fandango, ya desde el
temprano año de 1856. Sucede que en un principio no hallan si un mentado
mariachi es a su vez un fandango.
En ese año andan las rebatingas
políticas. Santa Anna por fin se fue y… ¿ahora qué hacemos? Se les hizo bolas
el engrudo y dio comienzo la Guerra de Reforma a consecuencia de la cual don
Benito Juárez subió al poder, los franceses llegaron ya, y llegaron bailando. .
. al país. Luego vino Maximiliano… y para qué le cuento… si usted ya lo sabe…
¡Qué días tan terribles!
El caso es que el fandango fue en un
principio “un new mexican fandango” el
cual consiste en un vals lento, especialmente gracioso, el baile más sociable
jamás inventado, “el cual, si se introduce en Estados Unidos sería de gran
relevancia, comparado con la monotonía del nunca bien terminado Cotilón”[4]
dice un periódico de Estados Unidos.
(El Cotilón es una especie de contra danza
entre 8, 12 o 16 personas.)[5]
[1] Ibídem, 27 de julio de 1919
[1]Velázquez FolletDicctionary, Follet Publishing Company, Chicago, 1964.
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Una vez que la República se impone
sobre el Imperio, el pueblo, al fandango le da otro sentido, y de ser un “suave
vals” se convierte en una “ruidosa murga”.
De hecho es prudente aclarar que el
pueblo trocó ciertos costumbrismos de corte monárquico, por otros de un sentido
opuesto. Por ejemplo “La canalla” era la plebe; después, en tiempos
republicanos, fue el individuo desleal y traicionero: “eres un canalla”, se oye
decir aún. Otro ejemplo más cercano a nosotros son los “Viejos Rotos” de San
Martín de las Flores, eran los franceses altos, guapos y bien vestidos que
llegaron ahí y bailaban con una rubia. Los de San Martín siguieron a los
franceses e inventaron Los “Viejos Nuevos” y bailan con un hombre vestido de
mujer en sus representaciones tradicionales. El Fandango, también sufrió
metamorfosis y de ahí en adelante fue sinónimo de mariachi. “Los Viejos rotos”
cambiaron por los viejos nuevos.
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También en Estados Unidos, no todos
aceptaron el fandango mexicano como un suave vals. Si aquello del suave vals fue en 1856, en 1859 un
reportero del Fagettville Observer de Tennessee, decía que un fandango tiene
instrumentos incongruentes: un enorme tambor, un clarinete y uno o dos violines, son los instrumentos de
un fandango mexicano, hacen un concierto inarmonioso.[6]
[1]Fagetville Observer, 8 de diciembre de 1859.
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Siguen los documentos
Si nos remitimos al año 1782, en el libro de bautismos de Acaponeta, Nay., de los años 1780 a 1804 se
tiene un registro de una niña mulata de los Quimiches, de sesenta días de
nacida, “a la que puse por nombre María
Encarnación hija de padres no conocidos…” 18 de marzo de 1782. ¿Será el
mismo Mariachi de los Quimiches? Nombre que aparece más tarde en los informes
oficiales, como veremos.
Unos ochenta años después, el mariachi en su expansión, había alcanzado
a nuestros hermanos de Sinaloa. El siglo
XIX, periódico de la ciudad de México, del 1 de abril de 1869, hace una
descripción precisa de las actividades festivas de los trabajadores de la minas
de Alisos, Santiago de los Caballeros y Tepaca, en Sinaloa, al término de la
semana. Refiere que bailan y beben al compás de varios violines y un inmenso
guitarrón en el cual cabe un hombre.
“La noche del sábado y la del domingo se reúnen bajo una fresca enramada circuida de rústicos asientos, concurren los filarmónicos que abundan entre aquella gente, se improvisa una orquesta de violines de diversos tiples entre los que figura en primer término un enorme guitarrón, entro del cual puede ocultarse un hombre, comienzan a templar los instrumentos, corazón de los mineros, y causan cosquillas en los pies de las bellas montañesas.
“Sale una bailadora con su enagua de gasa de colores chillantes, ceñida su cintura con una banda de carmesí, y su rebozo terciado como para lucir los bordados de su camisa, se para en la tabla colocada en hueco en el centro del terreno que cubre la enramada, un bailador se para enfrente con su ancho y blanco calzón de lino, su sombrero ladeado, su zarape sobre el hombro a la pegligé (quizá sea palabra de moda en su tiempo) y la hacen retumbar al compás de alegres jarabes y sonatas peculiares de aquel país; bailan ceremonias ni etiquetas. A veces ilustran el baile con danzas, cuadrillas, chotises y valses, que los pobres aficionados al divino arte, ejecutan corregidos y aumentados como las ediciones de algunas obras. Circula el mezcal a la par que el aristocrático coñac de boca en boca, empinándose las botellas, los ánimos se alegran, los espíritus de Baco y de Marte, envueltos en los vapores alcohólicos se ciernen sobra la bulliciosa concurrencia, y no es extraño que los negros y
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chispeantes ojos de alguna beldad silvestre sean causa de que los curvos y anchos machetes viertan la sangre de agún Tenorio emprendedor de amorosas conquistas.
“A la luz de los primeros rayos del sol termina el mariachi, se disuelve la reunión, amanecen tres o cuatro con un pie metido en un cepo, los operarios suben a las minas, otros preparan las fundiciones y vasos, y todos se entregan a sus tareas de costumbre, hasta el sábado próximo en que se repite la alegre diversión” [7]
El ennegrecer los tipos de los párrafos que anteceden no lleva otro fin
que hacer resaltar la curiosísima nota. En estudio ninguno sobre el tema, he
visto alusión a esta fiesta en 1869. Bueno, quedará más claro: mi propia inopia
sobre el tema me ciega. Habrá quien me pueda demostrar lo contrario y lo tendré
por bien habido.
En 1871, Domingo Rubí, advierte con agudeza de gobernante la
problemática que en Sinaloa significan los mariachis
por lo proclive que son a los desmanes luego que toman y bailan, de manera que
él mismo, va a uno de ellos y les dice, que ahí él no es nadie, es otro
ciudadano, que tiene también derecho a la diversión, y que espera que la noche
trascurra sin violencia ninguna. Lo acompaña Buelna (José Eustaquio Buelna,
1830-1907) y ahí permanecen buenas horas de la noche. En el recuadro la nota
completa. No hubo desmanes.
[1]El Siglo XIX, 1 de abril de 1869, HNDM (Hemeroteca Nacional de México)
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La nota en el recuadro es un testimonio del nombre del mariachi. Aquí es
un baile “anduvo en los bailes de tabla que llaman mariachis. . .”
La palabra “mariachi” no tenía por aquellos días una connotación
precisa. Lo mismo designaba al conjunto de
[1]El Federalista, 10 de junio de 1871
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músicos, que al lugar donde se tocaba. Todavía más: el mismo concepto de
fiesta o fandango, era un mariachi.
En 1872, en Arizona, el periódico citado al pie de este párrafo habla acerca de una fiesta religiosa mexicana donde las voces de la música sacra son muy buenas, canta gente mexicana, que sabido es, tiene talento para eso, pero su música “was no very sacred, however, but it made terrible nocie” su principal instrumento es un tambor. Una libre traducción de lo entrecomillado sería no fue muy sagrada (la música), sin embargo, hicieron terrible ruido. [9]
Guadalajara y el mariachi en 1875
No gustaba el mariachi en la Perla Tapatía, las señas son claras pues
una de las primeras referencias al mariachi en Guadalajara se encuentra en el
libro Recuerdos de un viaje a América, Europa y África, de Ignacio Martínez,
fechado en 1875, el cual dice “El día que llegué a Guadalajara, varios jóvenes
habían circulado entre familias distinguidas, tarjetas de invitación para una
magnifica serenata que se daría en la noche en la plaza municipal, acompañando
el programa de las piezas que se ejecutarían. La concurrencia fue numerosa y
llegada la hora, resultó, en vez de orquesta, lo que ellos llaman un mariage,
especie de murga, compuesta por tres o cuatro músicos de la legua con
instrumentos desafinados. Las familias, desde luego, comprendieron la broma y
rieron de buena gana. Un jefe militar que, con mando de fuerza, llegó
accidentalmente ese día y concurrió a la serenata, lo tomó como insulto a su
persona. Los tapatíos rieron también de esto”.[10]
Cantinas de mala muerte
Unos cuatro años después, o más precisos, en 1879, “Mariache” llamaban
en Culiacán a las cantinas de mala muerte, en una de las cuales según el
periódico El Republicano, del 25 de
marzo de ese año, dieron muerte a un individuo en la ciudad del Rosario con saña
y crueldad, lo mutilaron, cegaron y le metieron 30
________________________
[1]Amelia García de León, Mi vida musical en Guadalajara, Secretaría de Cultura, Guadalajara, 1997.
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puñetes, “en un mariache del
puente”. En el recuadro la evidencia
Dice: “…en un mariachi del puente degollaron a
un tal Margarito. . .”
Una sanfrancia
de terribles consecuencias por aquello “del mariachi”, sucedió en 1882 en el
rancho Guasimillas de la alcaldía de La Noria en Mazatlán. Quedaron 14 heridos
y dos muertos. Para no decir una cosa por otra, aquí está el testimonio:
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En el año
siguiente, el periódico La Patria, recomienda que se prohíban los mariachis o
bailes populares, dado los desmanes que provocan; esto en Mazatlán:
Cada año, los
mariachis son noticia mala en Sinaloa, cuando no en un lado en otro, el caso es
que habla de homicidios y riñas.
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Se tiene el
registro de un homicidio en un mariachi,
en1884. Recordemos que un mariachi era también una cantina donde tocaban los
mariachis. Esta es la nota
El Parián de
reciente cuño
El Parián, que algún día del siglo siguiente, siglo
XX, habría de ser sinónimo de música de mariachis, en ese año (1883) era un
agostadero de puercos:
Día 24 de Junio de 1884.- El parián está recién construido pero le
afecta “el agostadero de animales que existe en la plaza...”. La directoría
política en su afán de hacer lucir la cabecera del municipio intenta acabar con
“El agostadero” e invita al ayuntamiento para que atienda ese asunto. El
ayuntamiento le responde al director político que no obedecerá tales
indicaciones porque sería atentar contra la libertad de comercio además que hay
un acuerdo de que los cerdos anden sueltos, por ser esta, una costumbre en
todos los pueblos cortos. El director político ante respuesta tal, nombra a
Ignacio Hernández para que recoja los cerdos sueltos que andan en el Parián,
pero Norberto Haro y otros dos individuos mandados por la presidencia golpean y
remiten a prisión al comisionado Ignacio Hernández, luego de lo cual el
director político manda desarmar al cuerpo policial por no merecerle confianza
y se dirige al gobernador para que le indique qué debe hacer ante tal
situación. [15]
Más testimonios
Hubo un año en
el cual el turismo en Mazatlán bajó a niveles nunca antes vistos, ese fue el
año 1885. La gente, entonces como ahora, para todo tiene dinero y más si se
trata de diversión, pero ese año no; ¡Vaya!; ni los mariachis. Dice la nota:
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Por esos años, en Guadalajara, al referirse al mariachi, no lo dejan de
hacer de una manera desdeñosa. En enero de 1888, en Guadalajara (México),
cuando había espectáculo en el teatro Apolo, “un miserable y ridículo mariachi tocaba en la calle y se
escuchaba la tambora en todo el barrio. La referencia a ese
instrumento revela la influencia africana en lo que posteriormente será la
música nacional mexicana. El término de “fandango” sigue siendo utilizado en el
siglo XIX. En 1895 el diccionario de Félix Ramos Duarte define al “mariachi”
como “fandango, baile de la gente del pueblo”. [17]
El mariachi de Quimiches
El territorio de Los Quimiches, sigue dando qué decir; es una región de
Acaponeta donde se asienta el lugar llamado Mariachi. El periódico oficial
registra en Acaponeta un lugar llamado Mariache; Mariache de Quimiches, donde
nombran Juez de Paz a Pedro Medina como propietario y a Cruz Rodríguez como
suplente en el territorio de Tepic, del 29 de marzo de 1888.[18]
Este es uno de los capítulos más flojo por tanta cita y tan poca
sustancia, pero es parte introductoria en la estructura del entendimiento en
general.
[1] La Patria, 26 de mayo de 1885.
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(Continuará, próximo número capítulo III)
++
+++
El padre Chemita
El padre Chemita es todo un personaje dentro de la
clerecía, es de aquellos sacerdotes que la iglesia no quiere, pero que tampoco
puede odiar, porque el odio no está en el programa del cristianismo. Entonces,
para hacerles la vida pesada, los bendice con capillitas de por allá lejos,
donde los coyotes se los coman, donde no den “guerra”, ni contagien sus ideas a
los jóvenes seminaristas.
Al padre
Chemita le pasó lo que al ilustre poeta Alfredo R. Plasencia, los dos le dan
retortijones de estómago a los ilustres, o no tanto, obispos, por su forma de
pensar; ambos tienen que ver con Tlaquepaque. Don Alfredo vive en la villa
ceramista tórrido romance, en tanto su alma se enciende de poesía, ama a la
vida tanto como al numen que le arde por dentro. Como no amarlas a las dos, una
es mujer otra es musa.
A don chemita lo traen de un lado a otro, como manojo de jediondilla. En una de esas le toca estar en Toluquilla. Estando aquí en 1939, en un soplo de inspiración dice:
Y hasta algo espantoso:
Nada tengo de hermoso
Donde miro hago fístula. Así creo.
Un defecto muy grande
Es ser un feo
Pero en eso la culpa
no la tiene el feo.
Feo soy con efe grande
Con la efe de fonda,
De funda, de fondo, de faisán y de fraile.
Si en el ser así o asado
Tuviera uno que ver
Yo sería blanco y hermoso
Y con el pelo rizado.
Azules los ojazos
Blancos los dientes y delgados,
Pequeñas las orejas;
Y el cabello dorado.
Los labios de granate,
El cuello de caballo,
La espalda de venado;
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Y el pecho de pescado,
Cabeza de medusa;
Los colmillos de tuza
Y todo bien pintado.
e 9 de 1939
*
Relaciones
peligrosas
Por Juan Manuel
No
se asusten queridos tres lectores, no pienso referirme a cuestiones de paido o
pedofilia (aunque pensándolo bien podría ser un buen pretexto para hablar del
gran Nabokov y su más grande aún Lolita) u otras de índole carnal, sino a otras
aún más peligrosas las relaciones políticas, esas que se adquieren cuando de
jura o de facto nos hundimos en las estructuras de las “instituciones” civiles
(v. gr el matrimonio). De repente la familia crece y empiezan a aparecer tíos,
primos, sobrinos “políticos” o mejor aún “inventamos” algunos otros; compadres,
hermanos de sangre, brothers in arms etc.
Por
ejemplo el 5 y 6 de enero, tragamos pedazos de rosca por aquí y por allá y si
la fortuna nos miró apareció un monito (o “niño Dios”) y ese simple hecho nos
convierte en padrinos de ese niño y la consecuencia afortunada inmediata de tal
hecho nos compromete a que el dos de febrero próximo invitemos a engullir
tamales a un número de individuos, so pena de no sufrir el desprecio social.
Pero
hay otras relaciones artificiales igual de peligrosas, que aún sin ser creyente
de algún mito o tradición se pueden llegar a establecer.
William
Golding (premio nobel de literatura 1983) escribió a mediados del siglo pasado,
recién acabada la Segunda Guerra Mundial su novela El señor de las moscas (Lord of flies 1953) en la que, arrastrados
por un naufragio aéreo, un grupo de jóvenes educandos provenientes de un
prestigiado colegio inglés, se encuentran en una isla, al parecer, desierta y
tienen que organizarse para sobrevivir, ahí es donde empiezan los problemas
para decidir el rol de cada quien. Aunado a esta situación la convivencia
diaria da origen a coyunturas especiales de diversa índole, por ejemplo
religiosas lo que ahonda aún más las diferencias. En suma podemos decir que el
relato nos cuenta una posible organización y estratificación social surgida a
partir de una necesidad específica y la complejidad de relaciones humanas que
inmediatamente se presentan. Y una de las más importantes es la pirámide del
poder, quien va a tener más autoridad y por qué. En fin creo que es una
excelente oportunidad para disfrutar el relato y quizá vernos reflejados en
alguna posición de las ahí descritas y
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aún
más reflexionar el papel que desempeñamos en la sociedad hoy en día.
Si
es un esclavo del tiempo, o simplemente
la lectura no se encuentra entre sus prioridades, puede optar por un
relato sucinto en la obra fílmica del mismo de 1963.
Y
si de ver películas se trata, y ya entrado en recomendaciones pues de una buena
vez le sugiero “No mires arriba” (don´t look up, 2021) con Leonardo Di Caprio y
que actualmente corre en en Netflix, quizá algunas situaciones le parezcan
graciosas y ¿por qué no? bastante parecidas a las actitudes, que como sociedad
adoptamos frente a una eventualidad como la pandemia que padecemos hoy en día.
*
Bibliotecas Públicas de
Tlaquepaque
La
primer biblioteca que conocí fue en el año de 1938 estaba en la calle de
Obregón esquina con Independencia la encargada era la señorita Conchita Ayala,
que según me platicaron también estuvo al cargo de servicio postal de este
lugar.
Yo
no sé porque desapareció esta biblioteca, el caso es de que no hubo otra, hasta
que en el año de 1975 un grupo de vecinos de esta cabecera municipal
encabezados por el Presbítero Humberto Mejía Ruvalcaba y los jóvenes que
formaban el citado Comité que eran Zeferino Ramírez, Lic. Víctor Badillo hoy
Dr. José Luis Ramírez Murgía, Sergio González, Lic. Bertha y Virginia Navarro
son profesionistas, Conchita Arana, Guillermo Ochoa, Martha L. Padilla de
Jordán, la madre Asunción Mena y Roberto Jordán Romo, Lic. Quien era el
presidente del Comité pro Biblioteca Pública.
El
17 de junio de 1976 el señor Simón Sánchez
S. les facilitó un local ubicado en la calle Juárez entre Francisco de
Miranda y Matamoros. La biblioteca duró en ese lugar hasta el mes de diciembre
de 1976 de ahí se trasladó al No. 4 de la plaza de las artesanías en la calle
Juárez de diciembre de 1978 cubriendo el costo de la renta una parte el comité
y la otra el Lic. Porfirio Cortes Silva, siendo ya diputado federal del cuarto
distrito, en esta fecha era presidente municipal el señor Marcos Montero Ruíz,
y al no poder seguir cubriendo el costo de la renta el entonces presidente, les
solicitó un local en el No. 80 de la calle de Matamoros en donde se instaló
provisionalmente, para estas fechas ya estaba en construcción el actual edificio en la calle
de Constitución y Prisciliano Sánchez el costo total lo pago el Lic. Porfirio
Cortes Silva quien le había prometido al Comité Pro Biblioteca hacerles esta
donación, el 27 de noviembre de 1979. Siendo presidente interino el señor Pedro
Martínez López, entregando el local en donde actualmente se encuentra la
biblioteca Flavio Romero de Velasco.
El
6 de agosto de 1985 la biblioteca Flavio Romero de Velasco ingresó a la red
Nacional de Bibliotecas, y desde entonces la señora Martha I. Padilla de Jordán
ha estado al cargo de la biblioteca y de las 9 más que pertenecen a este
municipio de San Pedro Tlaquepaque.
Carmen Ochoa
*
Santa Anita reconoce el gobierno
legítimo de Benito Juárez.
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Es oportuno hablar sobre este asunto dado que dicho reconocimiento
sucedió en un mes de enero pero del año 1867.
En el pueblo de Santa Anita, Departamento de
Tlajomulco, del primer cantón del Estado libre y soberano de Jalisco; en la
sala municipal, a diez y seis de Enero de mil ochocientos sesenta y siete, bajo
la presidencia de la primera autoridad municipal, C. Marcelino Esparza; reunido
en masa el vecindario del mismo pueblo, todos unánimes y libremente dijeron:
El pueblo libre y republicano de Santa Anita,
representado por los que suscriben, y en uso de la libertad que goza, declara:
1.
Que reconoce por
único y legítimo gobierno de la República mejicana, al emanado de la
constitución federal de 1857.
2.
Que reconoce por
presidente constitucional de la República, al C. Benito Juárez, quien con tanta
dignidad y valor ha sostenido aún el gobierno legítimo republicano.
3.
Que desconoce al
llamado gobierno imperial, puesto en Méjico por las bayonetas extranjeras y
contra la voluntad nacional.
4.
El pueblo de
Santa Anita, por la presente, da un voto de gracias al ciudadano general
Corona, en jefe de la división de Occidente, por la constancia y valor con que
ha sostenido las instituciones liberales constitucionales. De la misma manera,
este voto de gracias, se hace extensivo al valiente y pudoroso ciudadano
coronel Eulogio Parra y á los jefes y oficiales de la brigada que tan
dignamente manda.
5.
El pueblo de
Santa Anita, de la manera más solemne, a la faz del mundo civilizado, protesta
contra esa guerra injusta que el llamado gobierno imperial trata de sostener
contra voluntad nacional, y que la nación entera reprueba. Protesta, además,
contra la intervención extranjera que tienda á plantear otro gobierno que no sea legitimarte reconocido
actualmente.
6.
Que ofrece al
supremo gobierno constitucional, cooperar en cuanto le sea posible, ya sea con
sus haberes ó personalmente, hasta que se acabe de restablecer el orden
constitucional.
7.
El pueblo de
Santa Anita invita a los demás del Estado y adictos a la Independencia, a que
manifiesten públicamente su adhesión al actual sistema.
8.
Sáquese copia a
esta acta y por conducto ordinario remítase al supremo gobierno del Estado lo
más pronto posible. Marcelino Esparza.- José Maximiano Cardona.- Antonio Algarín.-
Rafael Villaroel.- Francisco Cabrera.- Juan Cabrera.- Arcadio Esparza.-Edu wiges
Mariscal.-Ángel Chacón.-Victoriano Calderón.-I gnacio Algarín. -Sabás Arce.- Domingo
Cabral.- Luis Mariscal.- Camilo Mariscal.- Nemecio Leal.- Victoriano
Villanueva.- Francisco Leal.-Tranquilino Viscarra.- Maximiano Moya.- Gerónimo Ortiz.-
Luis
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9.
García.- Juan
Sevilla.- Ignacio Becerra.- Francisco Robles.- Herculano Gómez.- Anastasio
Caras.- Inés Ruíz.- Víctor Cuevas.- Ramón
Cuevas.- Macedonio Ladino.- Juan Camberos.- José Hernández.-Florentino
Sevilla.- Brigido Sevilla.- Doroteo Talamantes.- Crecencio G. Enrique.- Irineo
Ruíz.- Francisco Sevilla.- Calixto Leal.- Pablo Cuevas.- Andrés Cuevas.-
Cayetano Cuevas.- Ireneo Ibarra.- Antonio Ibarra.- Doroteo Bernardino.- Trinidad
Veruete.- Magdaleno Leal.-Nicolás Haro.- Por si, y por multitud de personas que
no supieron firmar.- Andrés Gómez.
Es copia de su original. Santa Anita, Enero 17 de
1867.-Firmado, Marcelino Esparza.
*
De nuestras andanzas
*
Tiempos que se
fueron. . .
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La Hojita de la Crónica, órgano
cultural de la Crónica y los Cronistas Honorarios, sin frecuencia de aparición.
Misión: promover la Historia de Tlaquepaque. Fundador Bernardo Carlos Casas, 8
de enero de 2020. Colaboradores fundadores: Vicente Moreno, Juan Manuel, José
Antonio Galán Amézquita, Bececé, Nödehar D´Sckrebir e Isaac Padilla.
No. 66, 1 de febrero de 2022.
bercar_casas@hotmail.com
https://cronistabernardoccasas.blogspot.com/
Se
respeta la libre expresión y estilo de los colaboradores
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