viernes, 13 de agosto de 2021

La Hojita de la Crónica No. 49

 

la hojita de la

Crónica

Fundador: Bernardo Carlos Casas    Tlaquepaque, Jal., 1 de agosto de 2021           No. 49

El Refugio

 

Bernardo Carlos Casas

Foto cortesía de Mario Morales, quizá 1940

 

EL Centro Cultural El Refugio es toda una escultura de fina talla que exalta la belleza de San Pedro Tlaquepaque. No es un legado prehispánico, ni siquiera colonial, pero sí emblema de una dote decimonónica que se suma a las herencias arquitectónicas de esa época que engalanan a Tlaquepaque, por ejemplo: la plaza de toros Del Centenario, El Parián, el templo de la Soledad y las casonas de la época. (Este templo se empezó en 1741, pero se terminó en la octava década del Siglo XIX)

A lo largo de su vida como hospital o, como un lugar abandonado o, como Casa de Cultura ha tenido la influencia de personas que sobre él, ha pretendido tener derecho. Para unos debiera ser aún hospital, para otros un hotel, alguien pensó

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en un centro de artesanías, y hubo quien lo tratara de convertir en un museo nacional de la cerámica.

Descartadas, por descabelladas, han sido las opiniones de José María Muría;  quien deseaba que El Refugio fuera una sucursal en Tlaquepaque del Colegio de Jalisco, el cual tiene su sede en Zapopan; esto sería mediante la asignación de un cuantioso recurso municipal para su sostenimiento.  Para Jesús Guerrero Santos, El Refugio sería un lugar ideal para hotel, según lo expresó alguna vez que se le pidió su opinión. Alejandro Cravioto por poco logra que El Refugio sea convertido en un museo nacional de la cerámica.

Alejandro en ese intento alcanzó a modificar todos los patios del área llamada ahora “comercial”, gracias a un recurso que consiguió en la Cámara de Senadores, pero, al igual que en las piñatas, su tiempo se acabó, y no culminó su obra.

Ese proyecto fue su principal eje laboral, que en trabajos de levantamiento, ejecución de planos, maquetas, pago de honorarios, elaboración de presupuesto y puesta en práctica de algunas acciones como tirar las fuentes arquitectónicamente llamadas “ojo de buey”  (cuadradas o alargadas) recubiertas de azulejos de talavera, que existían en cada patio, se gastó una suma millonaria.

No obstante los intentos de cambiarle su vocación, siguió vigente el pensamiento del adquiriente de este bien, Lic. D. Porfirio Cortés Silva, quien lo destinó para Casa de la Cultura desde 1983.

Desde El Refugio se alcanza a ver la parroquia

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Este número, como los 8 anteriores,  lo costean los compañeros:

Vicente Moreno Barba y el maestro

Marcos Hernández Cruz

                 

Vicente Moreno Barba                        Marcos Hernández Cruz

 

Son varias las personas que han intervenido en El Refugio a lo largo de la historia.

De esa manera en tiempos de El Refugio como casa de cultura, el primer personaje que aparece es don Porfirio Cortés Silva, quien en lo personal me contó acerca de su honda preocupación por la carencia promocional de los valores culturales del municipio, cierto, me decía, infinidad se han perdido, pero vamos preservando las que quedan. En aquel tiempo todavía quedaba arraigada la costumbre del Viernes de Dolores, el levantamiento del Niño, los Papaquis, la Chirimía en la Cuaresma, las Siete Palabras, las Tres Caídas, el palo encebado, el domingo de Ramos, las Pastorelas etc.

Por eso don Porfirio pensó que en el abandonado hospital,  podría tener su cuna la Casa de la Cultura, y sucedió: aquí nació la casa, y aquí sigue con el mural de

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Guillermo Chávez Vega en la antigua capilla y el piano de media cola Rosental con que fue equipada la capilla por Don Porfirio.

El Día de Muertos, no juega un papel importante en los usos y costumbres ancestrales del pueblo de San Pedro, su influencia se siente en 1990 cuando el alcalde en turno, Alfredo Barba Hernández,  llama a un concurso de Altares de Muertos. Desde entonces en El Refugio se montaron esos estrados

adornados de mil colores y figuras en concordancia con el retablo. Fueron subiendo de calidad de manera que llega un momento en que son verdaderos portentos de arte, y se estimulan con premios para sus creadores en efectivo y en especie, de tal forma atrayentes, que los concursantes se sienten verdaderamente motivados a llevar a cabo un trabajo digno.

Los turistas no caben en El Refugio, es tanta la admiración, que otro personaje que tiene que ver con el tema de El Refugio es Noemí Macedo Martínez, quien,  recién nombrada Directora de Cultura tuvo la idea de sacar las muestras de altares de muertos a las calles. Empezó por la calle Independencia y se extendió en los próximos años a la Calle Juárez. Los altares de muertos han venido a menos por la pandemia.

Tres décadas atrás, sin embargo, El Refugio aparecía un tanto abandonado. Si bien la Escuela de Artes Plásticas, de la cual nos ocuparemos más adelante, ya formaba parte del quehacer cultural, la Oficialía Mayor de Cultura, ocupaba tres oficinas cuando mucho, en el ala de la capilla, y así pasaban los años porque aunque, desde 1977, el Premio Nacional de la Cerámica tenía su sede de premiación aquí, la capilla o el Patio San Pedro se llenaban de vida sólo un día del año: 29 de junio, sin variación, por muchísimos años. La administradora de la naciente Casa de Cultura era la señora Berta Hinojosa.

Con la puesta en juego de ENART (Exposición Nacional de Artesanías) por los integrantes en turno de la Cámara de Comercio de Tlaquepaque, se empezó a sentir más movimiento.

Un incremento mayor recibió al erigirse el Museo del Premio Nacional de la Cerámica, para lo cual se designó la capilla y los cuartos del antigua Casa de Ejercicios El Refugio.

Debemos recordar que el viejo nosocomio se llamó Hospital y Casa de Ejercicios El Refugio, pero interiormente una parte era hospital y otra era casa de ejercicios. La casa de ejercicios tenía su límite al sur hasta la hilera de cuartos que hoy son aposentos para exhibición de piezas del museo, es decir, hasta las rejas de hierro que dividen las escaleras de piedra de la actual “área comercial”. Aquí empezaba el hospital propiamente dicho que contaba también con su capillita, una ermita, sencilla, sin mayor gracia, sin la pompa del soberbio templo de la Casa de Ejercicios. En la capillita del hospital se pueden ver ahora fragmentos o restos en filigrana con pintura de aceite, muy propios del siglo XIX  que adornaban los muros de la capillita.

En la parte de la Casa de Ejercicios, en la capilla y cuartos anexos quedó instalado el Museo del Premio Nacional de la Cerámica, en el cual intervinieron personajes como Marcos Rosas Romero, Alejandro Sánchez Santana, Mario Hermosillo, Carlos Sánchez y Bernardo Carlos, entre otros. La idea del museo fue de este último, quien convenció del proyecto a Marcos Rosas en las vísperas de celebración del 150 aniversario del nacimiento de Pantaleón Panduro. Se decía que Pantaleón había nacido en 1830 (Ramón Mata Torres)) pero yo encontré su fe de bautizo el 27 de julio (día de San Pantaleón) de 1847 en los libros de la

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parroquia. En 1997 se cumplía ese bicentenario y medio, había que hacer algo: un libro y el museo, dedicados a Don Pantaleón.  Era el año 1995. Marcos Rosas Romero aceptó, que con las piezas arrumbadas desde 1977 del Premio Nacional de la Cerámica se iniciara el museo con el nombre de Pantaleón Panduro (los descendientes se molestaron, no querían que se usara el nombre de su antepasado).

Vamos en proyección retrospectiva en busca de personajes que le  han dado vida al Refugio y nos encontramos a los fundadores de la Escuela de Artes Plásticas.

Don Porfirio se fue, pero dejó sembrada la semilla de la cultura. Fue hasta el año de 1987, cuando gracias a la visión artesanal de Francisco Padilla (padre del canta autor), de Rodolfo Arroyo, de Antonio Orona, de Mario Reyes, de Rigoberto Reyes, de María de la Paz, de María soledad Briseño Morales y de Andrés González (padre) que se formó la escuela de Artes Plásticas. Ellos fueron la primera planta de profesores de la escuela. Era abril del año mencionado.

En seguida se estructuró la Oficialía Mayor de Cultura, con el Dr. Sigilfredo Hernández a la cabeza de dos departamentos: Educación, uno y, Salud, otro. El Ing. Gerónimo Sahagún Moreno fue el siguiente oficial y los mismos departamentos: Salud, y Educación.

En la administración 1995-1997, surgió la Dirección de Educación y Cultura que sustituyó a la Oficialía Mayor de Cultura, con Alejandro Sánchez a la cabeza y con jurisdicción sobre: Bibliotecas, Premio de la Cerámica, escuela de Artes Plásticas, Museo Pantaleón Panduro. Siguió en el mismo periodo Carlos Sánchez Quintero.  El mismo esquema prevaleció en el gobierno municipal 98-2000.

Alejandro Cravioto sustituyó a Carlos Sánchez y tuvo a su cargo la Dirección de Educación y Cultura del 2001 al 2003.

Retomó el poder el PRI y Salvador Miranda Lozano tomó a su cargo la Dirección de Educación y Cultura y surgió el departamento de Promoción Cultural dentro de la dirección de Educación y Cultura a carago de Virna Pérez Gómez. Más tarde se creó un departamento más: Difusión Cultural, que estuvo a cargo de Felipe Villalobos, en tanto Virna era sustituida por Gerónimo Sahagún. Por unos meses se hizo cargo de la Dirección de Educación y Cultura Mauricio Monclova Aceves. Cuando el PAN volvió nombró a Marcelo Chávez Contreras en el puesto a quien siguió Jesús Guzmán Gómez y regresó el PRI con Berenice González Jiménez y Noemí Macedo Martínez, como encargada de Promoción cultural. Ella hizo las gestiones necesarias para que Cultura se desligara de Educación y de esa manera surgió la Dirección de Cultura.

La Dirección de Cultura tuvo como primera directora a Noemí Macedo Martínez quien al dejar el puesto de Promoción Cultural, nombró a Manuel Gómez como sustituto. Ella terminó al mismo tiempo que el PRI su papel, y al surgir Movimiento Ciudadano, Carlos Sánchez fue nombrado Director de Cultura, pero muy pronto dejó el cargo y apareció en su lugar Ricardo Duarte Méndez, quien renunció y quedó la dirección en manos de Sandra Carvajal Novoa. Tras de cada renuncia a partir de Carlos Sánchez hay una historia que contar.

Aquí terminara la lista de personas que en puestos de importancia han tenido que ver con el desarrollo de la Casa de la Cultura de San Pedro Tlaquepaque, si no fuera, porque al esfuerzo ha venido a sumarse la Dra. Sara Susana Pozos Bravo, quien con una visión diferente para el pueblo en lo cultural ha movido y aceitado el resorte de todas las poleas del mecanismo, después de estar un poco oxidado. Y, colorín colorado. . . estamos cabalgando, dijo Don Quijote.

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El Refugio en sus tiempos como hospital

En tiempos pasados, otras personas tuvieron que hacer lo que hicieron, para que anduviera El Refugio.

Primero figura Don Francisco Martínez Negrete y Alba y su hermana Josefa, quienes compran el terreno, y a su cuenta se edificó el lugar ya con la idea que fuera hospital de caridad. Desde luego, Fray Luis Arguello Bernal, ocupa un lugar importante entre las primeras personas que tuvieron que ver con este lugar en el siglo diez y nueve.

                 

Francisco Martínez Negrete, Fray Luis Arguello

 

Con la bendición de la capilla de la casa de ejercicios en 1893, el hospital empezó dar servicio, ciertamente ocho años atrás se había comenzado a construir. Los enfermos estuvieron al cuidado de las hermanas josefinas, quienes en calidad de enfermeras permanecieron hasta 1935, pero dos años antes se les ocurrió notificarle al heredero de El Refugio que la finca, por haber ellas estado 50 años al servicio del hospital (no tenían ni 40), era de ellas. Para afianzar su idea tuvieron el apoyo del obispo Francisco Orozco y Jiménez.

El Hospital y Casa de Ejercicios El Refugio muy pronto dejó de llamarse así. En el mismo año de la muerte del benefactor Don Francisco Martínez Negrete (1906) sus hermanas Francisca y Josefa de los mimos apellidos, pusieron en funciones un ala del hospital para dedicarlo a mujeres enfermas mentales y el Refugio comenzó a llamarse Hospital del Refugio y Casa de Salud Josefina.

 


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Beatriz Meneses fue la monja superiora que arrancó junto con nueve compañeras más la atención en El refugio, junto con el capellán Luis Rubio.

A Rosa Orozco, otra monja superiora por 1920 le toca atender la demanda del gobierno de la República al declarar bien nacional al Refugio y otras finca de San Pedro Tlaquepaque. Para 1922, el gobierno regresó a sus dueños lo requisado.

 

En cuanto a la pretensión de las monjas josefinas de quedarse con la finca, el asunto trascendió.

El Refugio pasó por herencia a don Luis Castiello, quien al saber las pretensiones de las monjas, siendo él muy católico, le dijo al obispo que él (don Luis) respetaba los derechos de la iglesia, pero veía con pena que la iglesia no respetara los de él. Y al no lograr que la iglesia local declinara sus intenciones de quedarse con lo que no era de ella, puso en antecedentes a conocedores internacionales de Derecho Canónico.

El primer dictamen proviene de la Real Universidad Pontificia de Roma, el 25 de marzo de 1933, de parte del P. Pedro Vidal, S.J.  Quien con nueve tesis descarta la poco caritativa intención de las monjas de la Caridad. Dice: “…si unas monjas alquilan un palacio para poner en él un colegio de niñas, el palacio en nada varía su propiedad…”

El 27 del mismo mes y año responde Enrique Keller, sacerdote jesuita, profesor y director de Derecho Canónico en Walkenburg, Holanda, quien dice:

“… por lo que parece que la presunción está por la naturaleza laical del hospital…”

El mismo día firma el Dr. K. Brust, rector del colegio de Walkerburg, Holanda, quien sostiene una tesis muy interesante:

“… los argumentos del señor Arzobispo (Orozco y Jiménez) prueban su amor a la Iglesia, pero su derecho, no…” ¿amor a la iglesia, es robar?

El 27 de mayo de 1933, vierte su opinión el P. Eduardo F. Regatillo, de la Universidad Pontificia de Santander Comillas, niega cada una de las razones que aducen las monjas y el obispo para quedarse con la casa.

Juan B. Ferreres, del Colegio máximo de San Ignacio, Barcelona, el 2 de junio de 1933, dijo que las josefinas están en casa que no es de su propiedad.

 

El 7 de junio de 1933, el P. Félix Capello, profesor de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, vistos todos los dictámenes, concluye  “…que concuerda en lo sustancial con los pareceres de los demás canonistas nombrados”, es decir, acaba con las intenciones de las monjas josefinas y del obispo.

Las monjas josefinas tuvieron que desalojar, por sus ambiciones, el Hospital y Casa de Ejercicios y fueron contratadas las monjas de Sagrado Corazón, como lo fueron las josefinas: como enfermeras.

 

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Apéndice

 

Hasta ahora se han escrito cuatro folletos sobre El Refugio pero, en ninguno aparecen los datos hasta aquí consignados, dado que, son resultado de nuevas investigaciones ordenadas por la actual directora de Cultura, la Dra. Sara Susana Pozos Bravo en su afán de llegar a conocer la verdad sobre la historia de este lugar. Los datos siguen surgiendo y se han acumulado para tener suficiente material y en el futuro tener un libro hecho y derecho sobre El Refugio.

               

El primero es de doce páginas, el segundo de 20, tamaño media carta.

              

 

El segundo es a todo color tamaño especial en 24 páginas, el primero es tamaño carta, 20 páginas.

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Conclusión

Varias son las personas que de un modo o de otro, han tenido que ver con el funcionamiento del hoy Centro Cultural El Refugio, Casa de Salud Josefina u Hospital y Casa de ejercicios El Refugio.

En el cuerpo de estas cuartillas han quedado los nombres de:

 

Arguello Bernal Luis.

Arroyo Rodolfo.

Barba Hernández Alfredo.

Briseño Morales Ma. De la Paz.

Briseño Morales Ma. Soledad.

Bustos Carlos.

Capello Félix.

Carbajal Novoa Sandra.

Carlos Casas Bernardo.

Carrillo Tornero Jesús

Castiello Luis.

Chávez Contreras Marcelo.

Chávez Vega Guillermo.

Cortés Silva Porfirio, fue quien compro El Refugio.

 

Cravioto Alejanddro.

Duarte Méndez Ricardo.

Ferreres Juan B.

Gómez Manuel.

González Andrés.

González Jiménez Berenice.

Guzmán Gómez Jesús.

Hernández Sigilfredo.

Hinojosa Berta.

Keller Enrique.

Macedo Martínez Noemí.

Martínez Negrete Francisco.

Martínez Negrete Francsica.

Martínez Negrete Josefa.

Meneses Beatriz.

Miranda Lozano Salvador.

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Monclova Aceves Mauricio.

Orona Antonio.

Orozco Rosa.

Padilla Francisco.

Pérez Gómez Virna.

Pozos Bravo Sara Susana.

Ramírez Rafael.

Regatillo Eduardo F.

Reyes Mario.

Reyes Rigoberto.

Rosas Romero Marcos.

Rubio Luis.

Sahagún Moreno Gerónimo.

Sánchez Quintero Carlos.

Sánchez Santana Alejandro.

Vidal Pedro.

Villalobos Felipe.

 

En la actualidad

La Dirección de Cultura tiene su sede en el Centro Cultural El Refugio y es responsable del mantenimiento del edificio. Desde ahí se coordinan las actividades de Administración, escuela de Artes Plásticas, Museo de Premio

Nacional de la Cerámica Pantaleón Panduro, Bibliotecas, Crónica Municipal y Promoción y Difusión Cultural.

Los encargados de esas áreas son: Administración: Lic. Gabriel Pérez Padilla. Bibliotecas: Lic. Lilia Gabriela Huerta Ventura. Crónica Municipal: Bernardo Carlos Casas. Escuela de Artes Plásticas: María de los Ángeles García Sánchez. Promoción y Difusión Cultural: Lic. Nadia Giovanna Aceves Ramírez.

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Cultura ¿para quién?

Por Juan Manuel

Algún tiempo atrás un amigo me expresó una anécdota interesante (creo yo) comentó que no entendía por qué o para qué la gente leía, se preguntaba: ¿De qué sirve? Y ejemplificaba: si estás dormido o te aíslas no es útil ni para él ni para otros, en cambio si cultivas la belleza o el desarrollo de tu cuerpo, siempre va a ser palpable el logro alcanzado. Cuando conocí esta anécdota me pareció extremadamente superficial y no le di mayor importancia, sin embargo quedó ahí

 

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latente y cierto día en el que el padre de todos los vicios (el Ocio) hizo mella en mí esbocé algunas ideas que ahora te comento.

Muchos de los que leemos lo hacemos para conocer y adquirir ideas, opiniones, experiencias y situaciones que de otra forma no conoceríamos (ir al espacio, al centro de la Tierra etc.) y de esta forma nos acercamos a la experiencia que otros vivieron sin arriesgar nuestra salud, integridad o economía, por ejemplo conocemos la vida en prisión y las razones del crimen por el cual fue castigado el pintor de la novela El Túnel de Ernesto Sabato.

Una lectura somera del texto nos puede llevar a entender y justificar tal delito, al adentrarnos en la piscología del personaje y conocer progresivamente el desarrollo de los elementos que conducen al momento culmen de la historia (que en la novela sirve de punto de partida) así mientras que en la vida “real” ninguno de nosotros justificaría un crimen, porque lo “normal” sería que las instituciones de justicia se hicieran cargo de tal hecho en nuestra imaginación o pensamiento podríamos asumir la calidad de “juez” u atrevernos a calificar dicha acción. Hay quien se atreve a creer que lo mejor de la realidad en la ficción sin olvidar que todo horizonte artificial es mero velo, disfraz y pretexto.

Todos conocemos los proyectos y dibujos de Da Vince que, con una gran capacidad de inventiva soñó con soluciones o planteamientos teóricos (como poder volar), desafortunadamente las condiciones de materiales y la ciencia mecánica no tenía el desarrollo para llevar a cabo tales ideas. Pensemos también en Julio Verne y sus fantásticas obras que ponían al hombre a través de todo el mundo en sólo ochenta días, o en las profundidades del mar, o en las entrañas del planeta etc.

En este sentido la imaginación e inteligencia se convierten en herramientas útiles para derrotar la servidumbre de la ignorancia.

En un mundo donde cada vez más actividades se automatizan como sinónimo de progreso y civilización pensar se convierte en un lujo y privilegio.

Afortunadamente en el punto de la historia de la humanidad que nos encontramos, aun se ve lejana la posibilidad de que

una máquina (celular, computadora) tome decisiones en nuestro lugar. ¿O no?

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La consulta

Es nuestro deber como ciudadanos estar al día sobre lo que se dice y lo que se hace en bien o en mal del pueblo. Como mexicanos, todo lo que se hace debería de ser para bien, pero hay quien, lo bueno, le parece malo y lo malo, bueno. Lo que pasa es que el pueblo no siempre es el mejor juez para decidir si lo que se propone es bueno o es malo, porque el pueblo, aunque sabio, es sabio en su gallinero, es sabio en su corral, en su árbol, pero no ve el bosque. Una calle empedrada, mejora a una polvosa; una calle pavimentada, mejora a una empedrada, pues, oiga bien lo que le voy a decir: en todos los pueblos de los cuales he escrito libros (Colotlán, Atolinga, Momax, Tepechitlán, Tamazula, Zapotlanejo, San Cristóbal de la Barranca, Tlaltenango, García de la Cadena, Ahualulco, Teuchitlán, San

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Martín Hidalgo, Tlaquepaque etc.) se oponen las mayorías a que la calle empolvada se empiedre, y a que la calle empedrada, se pavimente. ¿Por qué? Porque somos muy gallos… en nuestro gallinero.

La consulta es una herramienta que le da fuerza a la democracia, pero como nunca se había hecho, le tenemos pavor y más, como se hizo: ¿la enredosa pregunta de dónde salió? Para decir sí o no, no era necesario tanto guiri guiri. El universo de un tercio de la población quién lo determinó, no es una base estadística. Si un doce y medio por ciento de un universo se recomienda para una representación, según la curva de Gaos, porque subirlo a un 33 por ciento. Aquí, queramos o no, hay gato encerrado y todo conduce a pensar por la capciosa pregunta y por el universo representativo de la población, se deduce que alguien quiere ponerle zancadilla al proyecto.

El hecho de que los pocos que votaron se hayan decidido en abrumante mayoría por el SÍ, es cosa que les da miedo a los que quieren el NO.

Ojalá que en marzo de 2022, cuando se haga la otra consulta popular para determinar si el pueblo quiere que AMLO renuncie o siga, simplemente en la boleta diga: ¿Desea que el presidente siga? SÍ o NO. Y que la muestra representativa se base en la estadística y no en ocurrencias de alguien.

Su amigo: Bernardo Carlos Casas

 

 

 

La Hojita de la Crónica, órgano cultural de la Crónica y los Cronistas Honorarios, sin frecuencia de aparición. Misión: promover la Historia de Tlaquepaque. Fundador Bernardo Carlos Casas, 8 de enero de 2020. Colaboradores fundadores: Vicente Moreno, Juan Manuel, José Antonio Galán Amézquita, Bececé, NödeharD´Skrebir, Isaac Padilla.  No. 49, 1 de agosto de 2021. bercar_casas@hotmail.com

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