martes, 15 de junio de 2021

La Hojita de la Crónica No. 45

 

la hojita de la

Crónica

Fundador: Bernardo Carlos Casas    Tlaquepaque, Jal., 13 de junio de 2021           No. 45

200 años de Independencia

Tlaquepaque es fundamental para entender la Independencia de México, porque aquí, el 13 de junio de 1821, Pedro Celestino Negrete y su tropa, al grito de ¡Independencia o muerte! Firmó la proclama que independizaba al reino de la Nueva Galicia (hoy Jalisco) de España según el Plan de Iguala.

Iturbide y Guerrero en el famoso abrazo de Acatempan

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El muy respetado historiador, Lucas Alamán desdice a varios historiadores al afirmar que no hubo tal abrazo, sin embargo, lo que sí existía eran dos posturas antagónicas: Agustín de Iturbide por una patria conservadora, y  Vicente Guerrero por una patria liberal.

Vamos dando arreglo a este asunto:

Es un hecho que la patria ya no soportaba un momento más de ignominia en 1821; también es cierto que Pedro Celestino Negrete era fiel perseguidor de insurgentes; como por igual, no se puede negar, que Agustín de Iturbide era monárquico. ¿Qué les picó a ambos personajes, que de un de repente cambiaron de bando? “Chapulines” viejos, sin duda. Uno vio la oportunidad de convertirse en primer emperador de una nueva monarquía independiente de España, y lo fue: Agustín I, emperador de México. El otro, Pedro Celestino Negrete, vio que era mejor abandonar la lucha en el campo, dejar de matar insurgentes, cosa que ya le había aburrido, y tener en el gobierno un papel para escribir  con sangre negra o café, y no roja de sangre del pueblo.

Los españoles, tras la muerte de Hidalgo, volvieron a poner la bota sobre nuestras espaldas, tal vez ni la habían quitado, nos mantenían agachados a su voluntad; la santa inquisición volvió a ser “santa” y, la voluntad monárquica de los dueños del poder volvió a ser malévola; habían pasado casi once años del movimiento de Hidalgo y seguíamos siendo vasallos del rey de España, y esto, parecía no tener fin.

Si bien en 1810, Tlaquepaque había vivido un momento de euforia: todo el pueblo aclamaba al libertador; era la tarde del 25 de noviembre de 1810, las calles estaban repletas, el gentío aclamaba a Hidalgo, que venía de Zamora, y quiso dormir en Tlaquepaque antes de entrar triunfante a Guadalajara. Qué poco le duró su triunfo, Calleja lo derrotó en Puente de Calderón el 17 de enero de 1811, y José de la Cruz, español encargado de los destinos de la Nueva Galicia, reforzó su mano de hierro contra los que había andado con hidalgo, y además, no sólo contra ellos, sino, los que eran sospechosos de ser insurgentes.

La Historia debe de juzgar a Pedro Celestino Negrete y a Agustín de Iturbide en su real dimensión, porque no fue otro su propósito, sino, mantener la chamba con mejores prestaciones, VENTAJA PARTICULAR, que lejos está de tener el sello de un patriotismo ejemplar, pues el famoso abrazo de Acatempan no

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Este número lo costean los compañeros:

Vicente Moreno Barba y el maestro

Marcos Hernández Cruz

 

 

                         Marcos Hernández Cruz                                      Vicente Moreno Barba

sucedió, según lo atestigua un historiador bien intencionado: Lucas Alamán. Y si hubiera existido, ¿Vicente Guerrero y su gente aceptaron ser regidos por un imperio?

Ni Vicente Guerrero, ni alguno de sus insurgentes figuran en el gobierno del primer imperio en puestos dignos, luego entonces, el acuerdo que tuvieron en Acatempan Guerrero e Iturbide, les fue perjudicial a los rebeldes o hubo acuerdos en lo oscurito que la Historia desconoce. Mire, fueron 38 los integrantes del primer gobierno provisional; de los cuales, 19 puestos, debieron ser para insurgentes, y, dado que el trato fue con ellos, deberían haber compartido con los realistas el primer gobierno insurgente; pero no, los 38 puestos se los repartieron: curas, comerciantes, viejos realistas y amigos de Iturbide.

Y cómo no había de haber curas en el gobierno, si la promesa agustina de respeto a la religión, era uno de los tres ejes

 

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rectores de  su proyecto de las tres garantías: una de ellas: como religión única la católica.

Nuestra independencia está llena de inconsistencias, como la antes dicha de no entender como Vicente Guerrero no reclamó un espacio en el gobierno para premiar  a la insurgencia, por tantos años de lucha. Pero, hay otra que por igual no se entiende: el gobierno de Iturbide ponía en manos de Fernando VII las riendas de la nueva nación. Vea lo que dice el punto tercero de los Tratados de Córdoba:

“Art. 3° Será llamado a reinar en el Imperio mexicano. . . el señor don Fernando Séptimo. . . o el señor Infante don Carlos. . . o el señor Infante don Francisco de Paula. . . o el Serenísimo señor don Carlos Luis. . . o el que las cortes del Imperio designen. . .”

Entonces ¿Cuál independencia? Las decisiones de peso las iba a tomar el mismo patrón del que supuestamente nos emancipábamos. Definitivamente Iturbide buscaba lucirse y de paso ganarse unos pesos de aquellos de oro que sí valían y, Negrete, como sus testaferro, ver que le quedaba de aquel río revuelto.

Y la Güera Rodríguez en medio de toda la farándula entre obispos, insurgentes y realistas

 

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Lo que pasó en Tlaquepaque

Todos deberíamos de estudiar la independencia nacional para entender mejor por qué somos, como somos, los mexicanos. En lo más cercano, en lo de casa, aquí en nuestra cocina, deberíamos de aplicarnos a estudiar más a fondo la presencia del tal Pedro Celestino Negrete. Hay muchas dudas de índole moral, y de esencia material. ¿Cómo pudo aceptar unir lo bueno, lo fiel, lo cristiano; con lo malo, insurgente y libertino? El mismo había combatido a lo malo, lo insurgente y lo libertino, luego ahora, que le daba por proclamar una independencia que no sentía. Quizá lo que sintiera fueran ruidos en la azotea; y si las cosas se volteaban, él, al triunfo de la insurgencia, se quedaría sin moros a quien cortar la cabeza y, a lo mejor, se convertía en candidato al moche de cabellera. Entonces, una salida digna era mejor que una entrada a empujones a la cárcel insurgente.

Ya era junio, y desde febrero, Iturbide hacía alianzas con curas,  militares, comerciantes y “gente de razón”. Había tenido dos encuentros con los insurgentes en el campo de batalla y ambos los había perdido, se le ocurrió que mejor sería establecer un encuentro amistosos con el poderoso don Vicente Guerrero, hombre a todas luces patriota que buscaba una independencia verdadera, como la había soñado Hidalgo. Uno de los militares con quien quiso congraciarse fue con José de la Cruz, el amo y capataz e la Nueva Galicia, pero éste rechazó el ofrecimiento, sin embargo, tiempo después, andaba buscando acomodo en el gobierno del primer Imperio, por lo pronto, y para evitar que Negrete creciera más, lo mando llamar.

Pedro Celestino Negrete estaba en Lagos de Moreno y el 12 de junio llegó a Tlaquepaque, pero no para ponerse a las órdenes de José de la Cruz, sino para proclamar la independencia de la Nueva Galicia, de acuerdo al Plan de Iguala. De esa manera el día 13, se dio el grito en la tierra alfarera que resonó en todo el reino de Nueva España ¡¡¡Independencia o muerte!!!

El reino de Nueva España lo conformaban dos Audiencias: la de México y la de Guadalajara, ambas independientes cada una con su Real Audiencia, cada una con su Universidad, cada una con su gobierno, cada una con su obispado, cada una reportándole directamente al rey de España.

 

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Desde el 26 de octubre de 2020, yo, Bernardo Carlos Casas, por la gracia de mi interés en la Historia de Tlaquepaque, comuniqué a mi superioridad lo siguiente:

Casa Histórica

En

San Pedro Tlaquepaque

 

Bicentenario

de la Proclamación de la

Independencia de la Nueva Galicia

 

 

13 de junio de 1821/13 de junio de 2021

 

 

R e s u m e n

 

 

Doscientos años después de 1821 obligan a hacer un alto en el camino y una reflexión. Doscientos años después de la proclama firmada allí se pretende juzgar el momento a través de la Historia. Doscientos años han pasado y una duda prevalece: que las firmas estampadas en los documentos hayan tenido por sede la casa 208 de la calle Independencia.

 

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Por años se tuvo como verdad irrefutable que allí fue. Pedro Celestino Negrete es apellido afín al apellido de Francisco Martínez Negrete. Negrete  uno, Negrete el otro; pero en Pedro Celestino es sólo Negrete, y en Francisco, es Martínez Negrete. Fácil es pensar en un parentesco que en realidad no existió.

Si bien, Francisco Martínez Negrete y Ortiz de Rosas era dueño de esa casa, lo fue 23 años después de aquel insigne momento; fue dueño de la casa 208 hasta 1834, la firma fue en 1821.

Las placas colocadas en la esquina de la casa, nada prueban, sino la inocencia de quienes las colocaron.

Los documentos que se suscribieron se resalta el lugar como “en la villa de San Pedro” sin decir el número de la casa.

La calle Independencia aun no recibía ese nombre, era la calle Real, pues aún la Nueva Galicia dependía de España.

Luis Pérez Verdía va más al grano y dice que la firma se llevó a cabo en la casa del señor Teodoro Kundhart, y esa, del 208, nunca fue del señor Teodoro Kundhart.

P r u e b a s

El estudio de la historia no sólo es útil, es necesario, es por el único camino que se llega a la verdad, aún los escépticos no lo desdeñan aunque no lo admitan como propio para conocer la realidad, por tanto, hay que tener cuidado en distinguir lo que hay absolutamente de cierto en los conceptos.

Nadie duda hasta ahora que los aztecas fueron un gran pueblo, que los romanos fueron un imperio, que Alejandro hizo grandes conquistas, que existieron las guerras púnicas, donde Cartago y Roma se disputaron el imperio del Mediterráneo y que Aníbal salió perdiendo… pero… ¿las batallas fueron tal y cómo las conocemos? ¿Las negociaciones fueron así? ¿Los romanos no le habrán puesto crema a sus tacos? ¿Qué tal una historia cartaginesa? ¿Diría lo mismo que las historias romanas?

La malicia y el error son ganchos por donde pasa el agua de la historia y en esos artilugios se van quedando, verdades y medias, por eso, ante circunstancias iguales preferible es creer en la historia que cuenta el que anduvo en ella, que la historia más tarde pasada ya, por muchos canales.

A doscientos años de aquel suceso, véanse los detalles como se quiera, la verdad se quedará en su lugar y el lugar que le corresponde no es Independencia 208 sino Independencia 176.

 

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Los Negrete no son parientes

Si el principio que movió a los encargados de la cultura de San Pedro Tlaquepaque para colocar una placa en 1921, en la esquina noroeste de la casa marcada con el número 208, fue el pensar que había parentesco entre los Negrete y los Martínez Negrete, no lo hay por esto:

Pedro Celestino Negrete

Fue hijo de José Negrete Lama y de la señora Margarita Falla Bollaín, su nombre completo por tanto es PEDRO CELESTINO NEGRETE FALLA, quien nació el 14 de mayo de 1777 en San Esteban de Carranza, Vizcaya, España. Falleció en Burdeaux, Francia el 11 de abril de 1846. Casó en la hacienda de Toluquilla con María Josefa Olavarrieta Valdés, el 9 de septiembre de 1818. En 1823, cuando Negrete ya era parte del gobierno de Agustín de Iturbide nació su hijo José Braulio Manuel de la Encarnación Negrete Olavarrieta.

Francisco Martínez Negrete

En la historia de San Pedro Tlaquepaque figuran don personajes con el mismo nombre: Francisco Martínez Negrete y Ortiz de Rosas y Francisco Martínez Negrete Alba. El primero es padre del segundo. El primero vino de España y el segundo nació en Guadalajara, Jal.

En 1848, nació en Guadalajara el personaje que nos ocupa: Martínez Negrete de Alba, Francisco. Heredó de su padre, además de la habilidad para los negocios, las relaciones políticas  y la cartera industrial, de tal modo aprovechó las oportunidades que pronto forjó su propia fortuna familiar.

En 1868, cuando tenía 19 años se casó con Refugio Cortina Santana, de 17, y al morir su padre don Francisco Martínez Negrete Ortiz de Rosas en 1874 le heredó una fortuna de más de 44 mil pesos.

Con la señora Refugio Cortina tuvo siete hijos, tres murieron en la infancia y le sobrevivieron: Francisco, Juan Nepomuceno, María del Refugio y Alfonso. La señora Cortina Falleció en 1889 y Francisco se casó con Rosario Morfín y no hubo descendencia.

Su padre fue dueño de la finca 208 de la calle Independencia, la cual pasó por herencia a Francisco Martínez Negrete, hijo. Tal y como se aprecia en el listado de propiedades que en San Pedro Tlaquepaque tenía aun en 1900. La atención se centra en la parte final del documento cuando dice: “Fincas en San Pedro Tlaquepaque. . . casa principal. . . hoy de Corvera. . . 20 mil pesos. . .”

Son, en resumen, diferentes familias. Los Martínez Negrete, unos, y la familia de Pedro Celestino, otra.

 

Luis Pérez Verdía

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Luis Pérez Verdía, máximo historiador de Jalisco ofrece en su obra Historia particular de Jalisco, tomo II, página 164, testimonio de que la firma del documento se llevó a cabo en la casa perteneciente al señor Teodoro Kundhart. Esa casa es la marcada con el número 176 de la actual calle Independencia en San Pedro Tlaquepaque.

Por otro lado, investigadores del Colegio de Jalisco nos dan razón de las dos casas que tenía en San Pedro Teodoro Kundhart. Una por la calle principal, valuada en 6 mil pesos y otra si saberse costo ni ubicación.

En seguida se muestra el documento que habla de las propiedades en San Pedro Tlaquepaque de Francisco Martínez Negrete e hijos:

Un evidencia valiosa

Es la que ofrece la cronista honoraria por el centro de la villa alfarera la señora Carmen Ochoa, quien oyera decir a los Sahagún que compraban la casa con la condición de que los anteriores dueños nunca jamás mencionaran que allí se había firmado la proclama de la Independencia de la Nueva Galicia. Ellos, los Sahagún son los propietarios actuales de la finca en cuestión.

Conclusión de este borrador

A condición de explorar más en el asunto y con la valiosa ayuda de la UdeG, Iteso, Archivo Histórico Militar, Sociedad de Geografía y Estadística,

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Dirección de Catastro del Estado, Catastro Municipal, Centro de Estudios Históricos Fray Antonio Tello e historiadores como Jesús Fregoso, Thomas Calvo, Pedro Vargas, Mario Aldana y otros más, se podría conformar un equipo de trabajo para deshacer esa mentira que por 200 años nos acompaña y, por fin, dejar claro el punto, borrar las placas existentes y colocar una con la anuencia de la familia Sahagún en la casa que corresponde. De modo que al llegar el 13 de junio de 2021, nazca una nueva verdad histórica sobre Tlaquepaque.

Viene al caso lo anterior porque el Cabildo acordó el 27 de agosto que para el año 2021 se usara en los oficios el lema:

“Año 2021, conmemoración de los 200 años de la Proclamación de la Independencia de la Nueva Galicia en el municipio de San Pedro Tlaquepaque, Jalisco, México”

 

Y, yo quisiera, que para el 13 de junio de 2021, se hiciera oficial por el Gobierno de San Pedro Tlaquepaque, que el evento histórico no fue en la casa 208 de Independencia sino en la casa 176 de la misma calle.

Bernardo Carlos Casas

26 de octubre de 2020

 

 

 

 

 

 

 

La Hojita de la Crónica, órgano cultural de la Crónica y los Cronistas Honorarios, sin frecuencia de aparición. Misión: promover la Historia de Tlaquepaque. Fundador Bernardo Carlos Casas, 8 de enero de 2020. Colaboradores fundadores: Vicente Moreno, Juan Manuel, José Antonio Galán Amézquita, Bececé, NödeharD´Skrebir, Isaac Padilla.  No. 44, 13 de junio de 2021. bercar_casas@hotmail.com

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